INTRODUCCIÓN, DEFINICIÓN Y ÁMBITO DE APLICACIÓN
La utilización de la observación de la propia conducta, a partir de los 70 (explosión de las técnicas de autocontrol), se hizo cada vez más frecuente dentro del ámbito de la modificación de la conducta.
Consiste en tratar de atender deliberadamente a la emisión de la propia conducta y registrar esa emisión a través de algún procedimiento previamente establecido.
Implica dos procesos separados:
PRESENTACIÓN DE LA TÉCNICA
- Presentar al paciente la técnica haciendo hincapié en la importancia de hacer un registro preciso (datos concretos y no estimaciones globales).
- Enfatizar la utilidad de los datos recogidos para el desarrollo del programa terapéutico y para la evaluación de la eficacia del mismo.
- Insistir en la limitación de la memoria para recordar aspectos concretos de la conducta.
DEFINICIÓN DE LA CONDUCTA OBJETIVO
Hay que proporcionar al paciente una definición clara y operativa de la conducta problema, discutiendo diferentes ejemplos para delimitar qué conductas deben ser incluidas y cuales excluidas.
ENTRENAR AL SUJETO PARA QUE PRESTE ATENCIÓN A LA APARICIÓN DE LAS RESPUESTAS PROBLEMA
Muchas de las conductas que pueden ser objeto de autoobservación son conductas automáticas. El paciente debe aprender a discriminar la conducta problema; para ello, debe identificar qué acciones la preceden, que actuarán como estímulos señal de que la conducta se va a emitir.
SELECCIÓN DEL MÉTODO DE MEDICIÓN Y DEL INSTRUMENTO DE REGISTRO
El método de medición depende de las características de la conducta objetivo, y de la cantidad de información que se necesite obtener.
Se debe insistir en la importancia de observar y registrar, no sólo la conducta problema sino los estímulos antecedentes y consecuentes (externos e internos).
Ciminero, Nelson y Lipinski: Un buen instrumento de medida debe cumplir las siguientes condiciones:
1. De papel y lápiz: Son los más utilizados.
Lo más conveniente es proporcionar las hojas de registro ya confeccionadas.
Otras veces, se utilizan fichas más sencillas, en las que el sujeto simplemente tiene que valorar, por ejemplo, la intensidad de la conducta valiéndose de una escala numérica (de 0 a 5 ó de 0 a 10) o analógica visual (en una escala gráfica señalar el punto donde se encuentra).
Otra forma es, por ejemplo, pedirle al paciente que haga una marca en la casilla correspondiente cuando la conducta ocurra.
La elección de una hojas frente a otras se hace en función del tipo de información que se desee obtener, del nivel sociocultural del paciente (en sujetos con bajo nivel de alfabetización o niños, se recomiendan los registros gráficos o escalas analógica visuales), de la frecuencia de la conducta, etc.
Se debe intentar el equilibrio entre la cantidad de información proporcionada por el autorregistro y su simplicidad: Las hojas de registro en las que se pide completar una gran cantidad de información son especialmente útiles en las primeras etapas de la evaluación.
2. Dispositivos mecánicos:
Método en el que el cliente manipula un objeto físico con el fin de contar la ocurrencia de una conducta específica.
Se recomienda para casos en los que interesa la frecuencia de la conducta.
Entre ellos se encuentran los miniábacos, los contadores de muñeca. También pueden usarse garbanzos o similares, para, posteriormente hacer un recuento y trasladar los datos a un registro gráfico.
Cuando se utilizan procedimientos de intervalos como método, es útil proveer al sujeto de un cronómetro, reloj de pulsera programado a intervalos temporales, reloj de arena, etc., para facilitarle la tarea.
3. Procedimientos electrónicos: Magnetófonos, vídeos, etc.
Tienen la ventaja de que el sujeto puede registrar la emisión de la conducta con posterioridad a su ocurrencia.
Los aparatos portátiles de biofeedback han sido muy utilizados en los últimos años.
ENSEÑAR AL CLIENTE A REGISTRAR GRÁFICAMENTE LO ANOTADO
El paciente debe aprender a trasladar los datos recogidos a una gráfica.
La REPRESENTACIÓN GRÁFICA cumple 3 funciones fundamentales:
Mace y Kratochwill proponen unos pasos a seguir para facilitar el entrenamiento del cliente:
Una de las principales dificultades es el olvido por parte de los pacientes de realizar los registros. Por ello se recomienda:
LA REACTIVIDAD DE LA AUTOOBSERVACIÓN
El simple hecho de autoobservarse produce una modificación del comportamiento en la dirección deseada, dada la implicación del sujeto con el feedback procedente de la observación.
Aunque éstos efectos pueden ser positivos desde el punto de vista terapéutico (la mayoría evalúan éstos efectos terapéuticos como transitorios, ya que, generalmente, la reactividad desaparece al dejar de autorregistrar la conducta), plantean problemas respecto a la fiabilidad y validez de la autoobservación como instrumento de evaluación.
Las investigaciones desarrolladas, ponen de manifiesto que, determinados FACTORES (tanto del sujeto como de la propia situación experimental), INFLUYEN EN LA APARICIÓN DE LA REACTIVIDAD, su alcance y duración:
Motivación del sujeto
La reactividad es mayor, cuanto mayor es el grado de motivación del paciente por cambiar sus conductas.
Cuando los sujetos tienen un bajo nivel de motivación hacia el cambio, se produce más reactividad si la tarea de autorregistro es fácil que si es compleja.
Valoración de la conducta problema
La valoración positiva o negativa de la conducta problema, afecta la dirección de la reactividad.
Cuando se autoobservan conductas socialmente deseables, el autorregistro tiende a aumentar su frecuencia, y al revés.
Sólo cuando la tarea objetivo es en exceso sencilla, registrar los éxitos parece producir un mayor cambio que registrar los fracasos.
Parece más adecuado pedirle al sujeto que registre los aspectos positivos de su conducta, que los negativos. Litrownik y Freitas, estudio con adolescentes con retraso mental moderado, cuya conducta objetivo era hacer la cama en un tiempo establecido Þ su actuación fue mejor cuando tenían que registrar el aspecto positivo de su conducta (conseguirlo), que cuando tenían que registrar el aspecto negativo (las veces que no lo conseguían).
Esto sucede porque, fijarse en los aspectos positivos, refuerza la conducta del sujeto y produce una tonalidad afectiva favorable.
Cuando se pide al sujeto que registre los aspectos negativos, la precisión del registro es mucho más baja y, con frecuencia, abandonan la tarea.
La naturaleza de la conducta problema
Ciertas conductas son más reactivas que otras.
Las conductas no verbales son más reactivas que las verbales.
En trabajos relacionados con el control de la obesidad, ponen de manifiesto que, cuando se le pide al sujeto que autorregistre las calorías consumidas al día, se produce una reducción de peso mayor como consecuencia del autorregistro (no ocurre cuando se le pide que autorregistre su peso diario.
En cuanto a la conducta de fumar, se encontró mayor reducción del consumo de cigarrillos, cuando la tarea consistía en registrar las veces que declinaba el deseo de fumar (no cuando se le pedía que registrara el número de cigarrillos fumados).
Los pacientes depresivos presentaban mayor mejoría cuando debía anotar el número de actividades placenteras que realizaba, que cuando registraba su estado de ánimo.
La reactividad del autorregistro es mayor cuando éste se centra en los estímulos discriminativos directamente relacionados con la conducta problema.
Momento en que se registra
La reactividad también depende del momento en que se registra en relación con la ocurrencia de la conducta problema.
Registrar antes de que la conducta ocurra, provoca mayor reactividad (puede romper más fácilmente la cadena conductual que lleva a la conducta problema).
Es posible que el propio hecho de registrar pueda actuar como estímulo discriminativo para no poner en marcha la conducta problema (registrar la ingesta de comida antes de que la conducta ocurra, produce mayor pérdida de peso que registrarla una vez consumida).
Número de conductas que se autoobservan
Se produce mayor reactividad cuando se autoobserva sólo una conducta que cuando se observan varias a la vez.
Programa y frecuencia de autorregistro
En el registro inmediato y continuo (en conductas de alta frecuencia para facilitar su discriminación), se produce más reactividad.
Las conductas de baja frecuencia pueden ser reactivas aunque no se registren de forma continua.
Mahoney: Los sujetos mejoraban su precisión en la realización de problemas, cuando registraban las respuestas correctas problema a problema, que cuando lo hacían cada 3 problemas.
Naturaleza del instrumento de registro
La reactividad es mayor cuanto más llamativo es el instrumento de registro utilizado (funciona como estímulo discriminativo de la conducta a registrar).
LA PRECISIÓN DE LA AUTOOBSERVACIÓN
Aunque la precisión no es un requisito indispensable se cara al cambio conductual, si lo es cuando se utiliza como instrumento de evaluación.
Nelson: La precisión de al autoobservación se calcula, normalmente, correlacionando los datos del autorregistro con:
McFall y Nelson: Factores que afectan a la precisión y validez de la autoobservación:
La utilización de la observación de la propia conducta, a partir de los 70 (explosión de las técnicas de autocontrol), se hizo cada vez más frecuente dentro del ámbito de la modificación de la conducta.
Consiste en tratar de atender deliberadamente a la emisión de la propia conducta y registrar esa emisión a través de algún procedimiento previamente establecido.
Implica dos procesos separados:
- Discriminar la presencia o ausencia de la conducta objetivo (la respuesta puede ser fisiológica, cognitiva o motora).
- Registrar la emisión de la conducta.
- Es un procedimiento que enfatiza, implícitamente, el control del individuo sobre su propia conducta.
- Facilita que el paciente tenga un feedback continuo de los cambios de su conducta.
- Se puede llevar a todos los sitios: buena relación ganancia/costo.
- Puede suministrar una completa y minuciosa información acerca de la conducta problema, en condiciones que resultaría difícil obtenerla.
- Se elimina el sesgo derivado de la presencia de un observador externo.
- Permite acceder a datos que serían inaccesibles al modificador de la conducta (pensamientos, sensaciones).
- No es posible disponer de otros observadores.
- Se trata de conductas no observables externamente.
- Se trata de respuestas íntimas o privadas.
- En conductas de alta frecuencia y alta variabilidad en función de los diversos ambientes (beber, fumar, morderse las uñas).
- En respuestas desencadenadas por estímulos internos (comer).
- Como estrategia de evaluación.
- Como estrategia de tratamiento (como factor motivacional y como componente activo del tratamiento, a veces útil en sí mismo).
PRESENTACIÓN DE LA TÉCNICA
- Presentar al paciente la técnica haciendo hincapié en la importancia de hacer un registro preciso (datos concretos y no estimaciones globales).
- Enfatizar la utilidad de los datos recogidos para el desarrollo del programa terapéutico y para la evaluación de la eficacia del mismo.
- Insistir en la limitación de la memoria para recordar aspectos concretos de la conducta.
DEFINICIÓN DE LA CONDUCTA OBJETIVO
Hay que proporcionar al paciente una definición clara y operativa de la conducta problema, discutiendo diferentes ejemplos para delimitar qué conductas deben ser incluidas y cuales excluidas.
ENTRENAR AL SUJETO PARA QUE PRESTE ATENCIÓN A LA APARICIÓN DE LAS RESPUESTAS PROBLEMA
Muchas de las conductas que pueden ser objeto de autoobservación son conductas automáticas. El paciente debe aprender a discriminar la conducta problema; para ello, debe identificar qué acciones la preceden, que actuarán como estímulos señal de que la conducta se va a emitir.
SELECCIÓN DEL MÉTODO DE MEDICIÓN Y DEL INSTRUMENTO DE REGISTRO
El método de medición depende de las características de la conducta objetivo, y de la cantidad de información que se necesite obtener.
Se debe insistir en la importancia de observar y registrar, no sólo la conducta problema sino los estímulos antecedentes y consecuentes (externos e internos).
Ciminero, Nelson y Lipinski: Un buen instrumento de medida debe cumplir las siguientes condiciones:
- Debe permitir registrar la conducta tan pronto como ocurra.
- Debe ser fácil de usar.
- Debe ser lo suficientemente llamativo (para recordarle al paciente que tiene que registrar), aunque sin que llame mucho la atención a los otros.
- No debe ser caro.
1. De papel y lápiz: Son los más utilizados.
Lo más conveniente es proporcionar las hojas de registro ya confeccionadas.
Otras veces, se utilizan fichas más sencillas, en las que el sujeto simplemente tiene que valorar, por ejemplo, la intensidad de la conducta valiéndose de una escala numérica (de 0 a 5 ó de 0 a 10) o analógica visual (en una escala gráfica señalar el punto donde se encuentra).
Otra forma es, por ejemplo, pedirle al paciente que haga una marca en la casilla correspondiente cuando la conducta ocurra.
La elección de una hojas frente a otras se hace en función del tipo de información que se desee obtener, del nivel sociocultural del paciente (en sujetos con bajo nivel de alfabetización o niños, se recomiendan los registros gráficos o escalas analógica visuales), de la frecuencia de la conducta, etc.
Se debe intentar el equilibrio entre la cantidad de información proporcionada por el autorregistro y su simplicidad: Las hojas de registro en las que se pide completar una gran cantidad de información son especialmente útiles en las primeras etapas de la evaluación.
2. Dispositivos mecánicos:
Método en el que el cliente manipula un objeto físico con el fin de contar la ocurrencia de una conducta específica.
Se recomienda para casos en los que interesa la frecuencia de la conducta.
Entre ellos se encuentran los miniábacos, los contadores de muñeca. También pueden usarse garbanzos o similares, para, posteriormente hacer un recuento y trasladar los datos a un registro gráfico.
Cuando se utilizan procedimientos de intervalos como método, es útil proveer al sujeto de un cronómetro, reloj de pulsera programado a intervalos temporales, reloj de arena, etc., para facilitarle la tarea.
3. Procedimientos electrónicos: Magnetófonos, vídeos, etc.
Tienen la ventaja de que el sujeto puede registrar la emisión de la conducta con posterioridad a su ocurrencia.
Los aparatos portátiles de biofeedback han sido muy utilizados en los últimos años.
ENSEÑAR AL CLIENTE A REGISTRAR GRÁFICAMENTE LO ANOTADO
El paciente debe aprender a trasladar los datos recogidos a una gráfica.
La REPRESENTACIÓN GRÁFICA cumple 3 funciones fundamentales:
- Resume la ejecución del sujeto de modo más preciso y fácil de comprender.
- Proporciona información sobre la tendencia de la conducta (importante para evaluar los efectos de la intervención).
- Tiene un valor terapéutico potencial, dado que la información gráfica proporciona feedback (al individuo y otras personas cercanas) sobre la evolución de la conducta, lo que puede tener efectos de refuerzo o castigo sobre la misma.
Mace y Kratochwill proponen unos pasos a seguir para facilitar el entrenamiento del cliente:
- Suministrar una definición clara y sencilla de la conducta objetivo (por escrito o por representación gráfica).
- Dar instrucciones precisas sobre cómo y cuando autoobservar y autorregistrar (por escrito o representadas gráficamente).
- Hacer una demostración práctica utilizando el instrumento de autorregistro que se entregará al paciente.
- Pedir al cliente que repita la definición de la conducta problema y las instrucciones de autoobservación. Preguntarle si tiene dudas.
- Evaluar la habilidad de autoobservación del sujeto ensayando en una situación real o análoga.
- Especificar el criterio de ejecución adecuado y corregir y ensayar de nuevo.
- Suministrar al cliente refuerzo social o tangible, según proceda, para promocionar el desarrollo y mantenimiento de la autoobservación.
Una de las principales dificultades es el olvido por parte de los pacientes de realizar los registros. Por ello se recomienda:
- Pedir al principio demandas mínimas, y, a medida que el cliente se hace experto, ir pidiendo información adicional (Mahoney).
- Puede ser útil como técnica de control, hacer las sesiones de terapia contingentes con las de autoobservación.
- Avia: plantearse como primer objetivo de la terapia, la realización de las tareas de autoobservación, mediante contratos conductuales que incluyan la meta general a conseguir (hacer el autorregistro), la especificación de los criterios de conducta a observar (qué conductas hay que registrar), el intervalo de observación (durante cuánto tiempo), y un refuerzo contingente a la realización o consecuencia aversiva en el caso de no realización.
- Para evitar e que el paciente rellene los datos justo antes de acudir a la consulta, recordarle la necesidad de registrarla lo antes posible tras su ocurrencia.
LA REACTIVIDAD DE LA AUTOOBSERVACIÓN
El simple hecho de autoobservarse produce una modificación del comportamiento en la dirección deseada, dada la implicación del sujeto con el feedback procedente de la observación.
Aunque éstos efectos pueden ser positivos desde el punto de vista terapéutico (la mayoría evalúan éstos efectos terapéuticos como transitorios, ya que, generalmente, la reactividad desaparece al dejar de autorregistrar la conducta), plantean problemas respecto a la fiabilidad y validez de la autoobservación como instrumento de evaluación.
Las investigaciones desarrolladas, ponen de manifiesto que, determinados FACTORES (tanto del sujeto como de la propia situación experimental), INFLUYEN EN LA APARICIÓN DE LA REACTIVIDAD, su alcance y duración:
Motivación del sujeto
La reactividad es mayor, cuanto mayor es el grado de motivación del paciente por cambiar sus conductas.
Cuando los sujetos tienen un bajo nivel de motivación hacia el cambio, se produce más reactividad si la tarea de autorregistro es fácil que si es compleja.
Valoración de la conducta problema
La valoración positiva o negativa de la conducta problema, afecta la dirección de la reactividad.
Cuando se autoobservan conductas socialmente deseables, el autorregistro tiende a aumentar su frecuencia, y al revés.
Sólo cuando la tarea objetivo es en exceso sencilla, registrar los éxitos parece producir un mayor cambio que registrar los fracasos.
Parece más adecuado pedirle al sujeto que registre los aspectos positivos de su conducta, que los negativos. Litrownik y Freitas, estudio con adolescentes con retraso mental moderado, cuya conducta objetivo era hacer la cama en un tiempo establecido Þ su actuación fue mejor cuando tenían que registrar el aspecto positivo de su conducta (conseguirlo), que cuando tenían que registrar el aspecto negativo (las veces que no lo conseguían).
Esto sucede porque, fijarse en los aspectos positivos, refuerza la conducta del sujeto y produce una tonalidad afectiva favorable.
Cuando se pide al sujeto que registre los aspectos negativos, la precisión del registro es mucho más baja y, con frecuencia, abandonan la tarea.
La naturaleza de la conducta problema
Ciertas conductas son más reactivas que otras.
Las conductas no verbales son más reactivas que las verbales.
En trabajos relacionados con el control de la obesidad, ponen de manifiesto que, cuando se le pide al sujeto que autorregistre las calorías consumidas al día, se produce una reducción de peso mayor como consecuencia del autorregistro (no ocurre cuando se le pide que autorregistre su peso diario.
En cuanto a la conducta de fumar, se encontró mayor reducción del consumo de cigarrillos, cuando la tarea consistía en registrar las veces que declinaba el deseo de fumar (no cuando se le pedía que registrara el número de cigarrillos fumados).
Los pacientes depresivos presentaban mayor mejoría cuando debía anotar el número de actividades placenteras que realizaba, que cuando registraba su estado de ánimo.
La reactividad del autorregistro es mayor cuando éste se centra en los estímulos discriminativos directamente relacionados con la conducta problema.
Momento en que se registra
La reactividad también depende del momento en que se registra en relación con la ocurrencia de la conducta problema.
Registrar antes de que la conducta ocurra, provoca mayor reactividad (puede romper más fácilmente la cadena conductual que lleva a la conducta problema).
Es posible que el propio hecho de registrar pueda actuar como estímulo discriminativo para no poner en marcha la conducta problema (registrar la ingesta de comida antes de que la conducta ocurra, produce mayor pérdida de peso que registrarla una vez consumida).
Número de conductas que se autoobservan
Se produce mayor reactividad cuando se autoobserva sólo una conducta que cuando se observan varias a la vez.
Programa y frecuencia de autorregistro
En el registro inmediato y continuo (en conductas de alta frecuencia para facilitar su discriminación), se produce más reactividad.
Las conductas de baja frecuencia pueden ser reactivas aunque no se registren de forma continua.
Mahoney: Los sujetos mejoraban su precisión en la realización de problemas, cuando registraban las respuestas correctas problema a problema, que cuando lo hacían cada 3 problemas.
Naturaleza del instrumento de registro
La reactividad es mayor cuanto más llamativo es el instrumento de registro utilizado (funciona como estímulo discriminativo de la conducta a registrar).
LA PRECISIÓN DE LA AUTOOBSERVACIÓN
Aunque la precisión no es un requisito indispensable se cara al cambio conductual, si lo es cuando se utiliza como instrumento de evaluación.
Nelson: La precisión de al autoobservación se calcula, normalmente, correlacionando los datos del autorregistro con:
- Datos obtenidos por un observador externo.
- Datos obtenidos por un dispositivo mecánico.
- Productos permanentes de la conducta.
McFall y Nelson: Factores que afectan a la precisión y validez de la autoobservación:
- El entrenamiento: Aquellos pacientes que han sido entrenados previamente, presentan datos más precisos.
- Administración de refuerzo contingente a la observación precisa: Aumenta la precisión.
- Naturaleza de la conducta problema: Mayor precisión en el registro de conductas motoras que verbales, y, cuando la conducta a observar tiene una valoración positiva.
- La complejidad del autorregistro: Cuanto más compleja es la tarea que se le pide al sujeto y más esfuerzo requiere, la precisión es menor.
- El programa de registro: La contigüidad entre la ocurrencia de la conducta y el momento en que se registra, favorece la precisión.
- La duración del autorregistro: Los registros que duran mucho tiempo producen un descenso de la precisión debido a la fatiga.
- La presencia de tareas competitivas: La ejecución de otra tarea durante el autorregistro, reduce la precisión del mismo.
- La presencia simultánea de un observador independiente: mejora la precisión.
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