Definición de Psicología Social

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Amplitud de los Procesos que Estudia la Psicología Social

Varios autores señalan 1908 como el punto de partida de la psicología social. Aparece por primera vez el título Psicología social en una publicación. A lo largo del s. XX la Psicología social se consolidó como disciplina hasta adquirir sus límites actuales.
El estudio de algunos procesos se remonta a los momentos de despegue de la disciplina. Los movimientos colectivos y el estudio de la influencia comienzan a estudiarse sobre 1920. Durante los años 20 y 30 se inició el estudio de las actitudes, los estereotipos, la persuasión, el prejuicio y la cognición social. Más tarde las relaciones interpersonales, el altruismo y la identidad. Esto sugiere que la lista de contenidos nunca puede considerarse cerrada. Es lógico que no aparezcan estudios psicosociales sobre los medios de comunicación de masas hasta los años 50. Otras razones guardan relación con demandas sociales y con cuestiones que se suscitan en la sociedad y que exigen análisis urgentes y perentorios.
La variedad de los procesos estudiados es muy grande. Pero por muy grande que sea la variedad, todos son psicosociales. La definición de Psicología social es: “Intento de comprender y explicar cómo el pensamiento, el sentimiento y la conducta de las personas individuales resultan influidos por la presencia real, imaginada o implícita de otras personas.
Esta definición pone el énfasis en la relación de la persona con su entorno social. El concepto clave es “influencia”. Los procesos psicológicos de las personas individuales no tienen lugar en n vacío social, ya que siempre habrá otras personas presentes físicamente, de manera imaginada o implícita. El nexo entre la persona individual y los otros es el proceso de influencia de estos últimos sobre la primera.

Los estudios de Mullen y colaboradores sobre los etnofaulismos

Etnofaulismo se utiliza para designar las formas en que los miembros de un grupo se refieren a los miembros de otros grupos, especialmente cuando estos últimos son de un origen étnico diferente. Mullen y colaboradores postulan que los etnofaulismos tienen un papel importante en las relaciones ente grupos en un caso muy concreto, cuando uno de esos grupos es inmigrante en un país. Los estudios de Mullen y colaboradores se centran en las relaciones entre los inmigrantes en EEUU:
  • Los etnofaulismos permiten saber qué y cómo piensan los miembros de una determinada sociedad de acogida de los grupos étnicos de inmigrantes que acoge. Son representaciones cognitivas.
  • Cuanto menor sea la complejidad de un etnofaulismo, mayor será la distancia social que se intentan mantener. Es una menor disposición a aceptarlos como vecinos, compañeros de trabajo, amigos e incluso a que el propio país los acoja como inmigrantes.
  • Los etnofaulismos se utilizan para marcar fronteras y para excluir a los miembros de los grupos a los que se aplican.
  • Todos los grupos conocidos han recurrido al uso de etnofaulismos, por lo que pueden considerarse como un fenómeno universal.
Los dos aspectos centrales de los etnofaulismos son su complejidad y su valencia. La complejidad se calcula sobre la base de los 6 tipos, exhaustivos y mutuamente excluyentes, de etnofaulismos que se han identificado: rasgos físicos, de personalidad, nombres personales, hábitos de alimentación, nombres de grupo y misceláneo. Cuantos menos tipos tenga un etnofaulismo, menor será su complejidad. En cuanto a la valencia se tiende a pensar que es siempre negativa, dado que la mayoría de los etnofaulismos expresan algún estereotipo desfavorable. No todas las representaciones cognitivas de los grupos inmigrantes son igualmente negativas, por lo que la valencia es una importante variable a tener en cuenta.
Hay tres características de los grupos étnicos de inmigrantes que parecen influir en el grado de complejidad y negatividad de los etnofaulismos que se les aplican: su pequeño tamaño, su escasa familiaridad y su carácter extranjero. Los grupos más pequeños tienen a representarse cognitivamente con menor complejidad y mayor negatividad en los etnofaulismos, y lo mismo pasa con los que son menos familiares para la sociedad de acogida y a los que considera extranjero en mayor grado.
Varios autores han establecido una relación entre etnofaulismo y exclusión. En cuanto a las conductas de exclusión directa seleccionaron dos: las cuotas de inmigración y las tasas de naturalización. Las cuotas de inmigración son la primera manifestación de la exclusión de los grupos étnicos de inmigrantes, ya que es la prohibición de entrada a un país. Son los grupos de inmigrantes representados cognitivamente en etnofaulismos menos complejos y más negativos los que sufren cuotas de inmigración más restrictivas.
Las tasas de naturalización se refieren al grado en que los miembros de los grupos inmigrantes consiguen la ciudadanía plena (naturalización) tras haber sido admitidos como inmigrantes. Al inmigrante que consigue la naturalización se le conceden los mismos beneficios que ya tienen las personas nacidas en EEUU. Negar la naturalización es una forma de exclusión.
Pero no todas las conductas de exclusión son tan directas. Existen otras indirectas como la forma en que se representan los miembros de os grupos de inmigrantes en los materiales de lectura destinados a niños de la sociedad de acogida. En este libro hay una exclusión indirecta de los inmigrantes.

La Complejidad de la Psicología Social

La influencia de los estereotipos sobre las conductas de exclusión pone de manifiesto la actuación conjunta de varios procesos de distinta naturaleza que se entrecruzan entre sí. Algunos de ellos son individuales, tienen que ver con cogniciones y con emociones, pero otros son estructurales, reflejan dimensiones permanentes y globales de la sociedad. Es lo que pasa con los antecedentes de la complejidad de los estereotipos.
Un ejemplo de estos procesos estructurales es el grado en que la sociedad de acogida considera extranjeros a los miembros de un grupo étnico de inmigrantes. Al ser EEUU un país con predominancia de lo anglosajón, a un inmigrante inglés se le considerará menos “extranjero” que p. ej a un griego, al inglés se le aplican etnofaulismos más complejos y positivos.
Si se consideran las conductas de exclusión también ellas ponen en marcha procesos estructurales. Ser acogido como inmigrante trae consigo no sólo implicaciones que afectan a cogniciones, emociones y conductas individuales, también a regulaciones institucionales como nuevas leyes que cumplir desde el ámbito laborar familiar, religioso, tiempo de ocio… Esto se intensifica con el proceso de naturalización, que hace que la persona pase a ser ciudadano del país con un conjunto de derechos y obligaciones diferentes a las de su país de origen.
Los procesos implicados en la influencia de los estereotipos sobre las conductas de exclusión son muy variados.

Procesos psicosociales en la Teoría de la identidad social

La Teoría de la identidad social la formuló Tajfel en 1972. Procuró establecer relaciones entre varios de los procesos psicosociales e interconectarlos entre sí. Definición de identidad social: “la identidad social de una persona está ligada al conocimiento de su pertenencia a ciertos grupos sociales y al significado emocional y evaluativo que surge de esa pertenencia. En cualquier sociedad compleja, una persona pertenece a un gran número de grupos sociales y la pertenencia a ciertos grupos será muy importante para ella, mientras que la pertenencia a otros no lo será”.
La identidad social es la consecuencia de que una persona se defina a sí misma a partir de su pertenencia a un cierto grupo social. Cuando la persona se define a partir de sus rasgos únicos e idiosincrásicos hay que hablar de identidad personal. En la activación, permanencia en el tiempo y cambio de la identidad social intervienen procesos de distinta naturaleza:
  • Procesos individuales: entre ellos está la motivación de la persona para una evaluación positiva de sí misma (primer proceso individual). Junto a este proceso está la importancia que el grupo tiene para la persona (segundo proceso individual). La combinación de ambos desemboca en la motivación para buscar una evaluación positiva del grupo (tercer proceso individual).
  • Procesos grupales: ninguno de los procesos individuales daría lugar a la identidad social si las personas no comparasen el grupo importante para ellas con otros grupos presentes en el contexto social. La forma en que las personas buscan una evaluación positiva de su grupo es por medio de la comparación con otros grupos menos importantes para ellas. Cuando esa comparación consigue su objetivo se produce la “distintividad social positiva”, que es la base de la identidad social. Estos procesos son grupales porque la persona tiene que poner entre paréntesis sus características y propiedades individuales y atender a sus características como miembro de un grupo que mantiene relaciones con otros grupos.
  • Procesos macrosociales: es el contexto el que determina que unos grupos sean valorados más o menos positivamente. Estos procesos que definen el contexto, en combinación con los procesos grupales e individuales, intervienen en la formación de la identidad social.
Procesos que intervienen en la búsqueda de la identidad social
  • PROCESOS INDIVIDUALES
    • Motivación de la persona para evaluarse a sí misma de forma positiva
    • Importancia de la pertenencia grupal para la persona a la hora de definir el yo
    • Motivación de la persona para evaluar el grupo de forma positiva
  • PROCESOS GRUPALES
    • Comparación con otros grupos
    • Distintividad positiva del propio grupo respecto a otros grupos
    • Identidad social positiva
  • PROCESOS MACROSOCIALES DEL CONTEXTO SOCIAL
    • El contexto social es el marco en el que se establecen las comparaciones entre grupos
    • El contexto social es el que sustenta la distintividad social positiva
La Teoría de la identidad social establece varias conexiones entre procesos de distinta naturaleza, 3 destacan:
  • Una relación de antagonismo entre la identidad personal (proceso individual) y la social (proceso grupal): cuando las personas enfatizan una de ellas es a expensas de la otra.
  • Dependencia mutua entre identidad social (proceso grupal) y contexto social (proceso macrosocial): aunque la primera está ligada a la pertenencia grupal, el grado en que es positiva tiene que ver con la posición ocupa el grupo en la sociedad en su conjunto.
  • Las creencias de las personas sobre el grado en que las posiciones de su propio grupo y de los demás grupos son estables y legítimas dependen también del contexto.
La tercera conexión es crucial para la Teoría de la identidad social, ya que permite explicar por qué las personas se aferran en ocasiones a su identidad social, aunque ello les cueste la vida, y por qué, en ocasiones, intentan modificarla o cambiar de grupo. Para la teoría, las estrategias utilizadas por las personas son el resultado de las combinaciones de la legitimidad y estabilidad de las diferencias de estatus con el estatus relativo (alto o bajo) del grupo en la sociedad.

Representaciones de las estrategias resultantes de las combinaciones de estatus en función del estatus relativo de los grupos

Estrategias
Correspondencia entre las estrategias posibles y el estatus relativo y las combinaciones de estatus
Movilidad individual: las personas intentan cambiar de grupo y formar parte de otro evaluado más positivamente en la sociedad. Este intento se hace de forma individual. Estrategia característica de los grupos de bajo estatus, que ven su estatus como seguro, estable + legítimo y creen que las fronteras grupales son permeables.
Creatividad: las personas intentan hacer más positiva la evaluación social de su grupo y tratan de mostrar que tienen cualidades positivas no reconocidas hasta el momento. Estrategia característica de los grupos de bajo estatus, que ven su estatus como seguro, estable + legítimo y creen que las fronteras grupales son impermeables.
Competición con el otro grupo: las personas intentan de forma colectiva modificar a su favor la actual situación que les perjudica. Estrategia característica de los grupos de bajo estatus, que ven su estatus como inseguro, inestable y/o legítimo, y que se identifican fuertemente con su grupo
Competición con el otro grupo: las personas intentan de forma colectiva mantener la situación social existente que les favorece. Estrategia característica de los grupos de alto estatus que ven su posición legítima, pero inestable y amenazada por el exogrupo.

Procesos psicosociales en la Teoría de la justificación del sistema

La Teoría de la justificación del sistema, propuesta por José y Banaji se enraiza en las investigaciones sobre la psicología de la justicia. Las personas prefieren creer que el sistema social al que pertenecen es justo, y se resisten a creer que es injusto o ilegítimo. Esto sucede incluso en sistemas sociales que generan grandes desigualdades, como el capitalista.
Para quienes pertenecen a grupos social o económicamente privilegiados, aceptar que el sistema social está estructurado de manera justa, que recompensa a quienes se han esforzado, y que castiga a quienes no lo han hecho, es compatible con dos deseos humanos básicos: creer que uno mismo es una persona valiosa y con mérito y creer que el propio grupo es valioso y respetable.
La situación es diferente para los miembros de grupos social o económicamente desfavorecidos. Para ellos, aceptar la justicia y legitimidad del sistema social es incompatible con los motivos para el enaltecimiento de la autoestima (justificación del ego) y el enaltecimiento del estatus del propio grupo (justificación del grupo).
Para quienes se encuentran en una situación de desventaja social o económica, pensar que el sistema es legítimo equivale a tener que admitir que su propia situación de desventaja es achacable a déficits del yo o del grupo al que pertenecen. En cambio, cuando alguien en esa situación cree que él o su grupo merecen una estima elevada, la conclusión es que el sistema es ilegítimo y le quita lo que le corresponde en justicia.
La teoría de la justificación del sistema propone que la situación a la que se enfrentan los miembros de grupos sociales desfavorecidos es potencialmente conflictiva y propicia el desajuste entre el yo, el grupo y el sistema. El concepto de crisis de legitimación se refiere a las situaciones en que la persona debe afrontar necesidades que son contradictorias entre sí y especialmente:
  • La necesidad de sentirse valiosa, justificada y legitimada como actor individual (justificación del ego)
  • La necesidad de formar parte de grupos que ella y los demás consideran valiosos y legítimos (justificación del grupo)
  • La necesidad de sentir que el sistema existente de ordenamiento social es justo, legítimo y justificable (justificación del sistema)
La teoría pretende establecer conexiones entre:
  • Procesos individuales: los estados cognitivos y emocionales de las personas individuales.
  • Procesos de carácter grupal: la dinámica de las relaciones dentro de los grupos, y entre estos dos procesos (individuales y grupales).
  • Procesos macrosociales: las condiciones impuestas por las exigencias materiales e ideológicas del sistema global.
La teoría desarrolla conexiones a través de varias fases.

Primera Fase
En ella se intenta demostrar que una visión peyorativa del propio grupo, unida a un favoritismo o sesgo hacia el exogrupo, es algo que ocurre en el mundo real. Para los miembros de grupos de bajo estatus, esta visión peyorativa del propio grupo y el sesgo favorable hacia el exogrupo contradice la justificación del ego y la justificación del grupo. Ej: valoración de italianos del sur y del norte. Los del sur han aceptado su estatus inferior.

Segunda Fase
Es una fase crucial, ya que se trata de demostrar que las personas manifiestan estereotipos y prejuicios porque les sirven para defender y prestar apoyo al mantenimiento del sistema social en el que viven. La estereotipia genera una función de legitimación o justificación en apoyo al sistema social. Ej estadounidenses del norte y sur.

Tercera Fase
Tiene como objetivo el análisis de los conflictos y el vaivén de los motivos de justificación del grupo y del sistema. En los miembros de grupos de alto estatus, estos dos motivos son consistentes y complementarios, pero no pasa lo mismo con los miembros de grupos de estatus bajo, donde son mutuamente contradictorios y entran en conflicto entre sí.
En estos grupos de estatus bajo habrá ambivalencia a la hora de evaluar endogrupo y esta ambivalencia será mayor que en los grupos de alto estatus. La ambivalencia actitudinal es importante porque es el resultado de la combinación de elementos positivos y negativos frente a un mismo objeto de actitud.
En grupos importantes para la persona, cuando los motivos de justificación del sistema adquieren mayor fuerza, la ambivalencia hacia el endogrupo aumentará en los miembros de grupos de estatus bajo y disminuirá en los miembros de grupos de estatus alto.
Para medir la ambivalencia se utilizan escalas unipolares con rasgos positivos y negativos. En las escalas bipolares los rasgos se ubican sobre una dimensión evaluativa continua con dos polos, el positivo y el negativo. Se fuerza a la persona que contesta a elegir un punto de continuo. Ej: Amigable - - - - Hostil. En las escalas unipolares se abre la posibilidad de que la persona elija el polo positivo y el negativo de una dimensión evaluativa. En caso de ambivalencia nula o ausencia de ambivalencia, una persona, al evaluar a un grupo, elegirá sólo los rasgos positivos y descartará los negativos. Pero muchas veces las personas sienten ambivalencia. El caso extremo de ambivalencia se da, p. ej, cuando una persona asigna la máxima puntuación al rasgo “inteligente” y la máxima puntuación también al rasgo “falto de inteligencia”. Ej: estudiante y discriminación de género.

La influencia de la estructura social: el caso de las relaciones de género
La mayoría de las sociedades actuales tienen como rasgo estructural la dominancia masculina. Esta estructura determina en gran medida las relaciones entre sexos. Dos fenómenos ilustran con claridad esta situación: el sexismo que se ejerce contra las mujeres y el “enmudecimientos” de éstas.
El sexismo y su legitimación por la estructura social. La estructura de las relaciones intergrupales entre hombres y mujeres pone en marcha la legitimación de sistemas de creencias destinados a justificar las posiciones relativas y las relaciones de los grupos sociales. Estos sistemas de creencias sirven como sustento del sexismo ambivalente. Según la teoría del sexismo ambivalente, en la actualidad el sexismo tiene un componente hostil y otro benévolo. El componente hostil hace referencia al sexismo tradicional, basado en una supuesta inferioridad de las mujeres como grupo, y el sexismo benevolente expresa un deseo por parte de los hombres de cuidar a las mujeres, protegerlas y adorarlas. Es un tupo de prejuicio basado en una visión estereotipada y limitada de la mujer, pero con un tono afectivo positivo y unido a conductas de apoyo.
Dominancia masculina y sexismo hostil. La dominancia masculina genera estereotipos acerca de la superioridad de los varones en un conjunto de rasgos de estatus que conforman la dimensión social de competencia. La creencia complementaria según la cual los grupos subordinados no poseen estos rasgos da lugar al sexismo hostil, que se agudiza en las relaciones grupales competitivas donde se manifiestan con toda su crudeza las diferencias de poder.
Dominancia masculina y sexismo benevolente. Que los hombres y las mujeres mantengan relaciones de cooperación explica que surja una segunda forma de legitimar la superioridad masculina. La convergencia de los intereses del grupo dominante con los del grupo subordinado genera una nueva ideología justificadora de la situación estructural, ideología que ahora ya no es hostil, sino benevolente, y que consiste en caracterizar al grupo subordinado como superior en la dimensión social afectiva. Los rasgos afectivos constituyen los rasgos de deferencia y subordinación, de forma que cuando se exhiben socialmente ceden el poder a los miembros de los grupos que tienen rasgos asociados con la competencia.
Paternalismo dominante. En las actitudes hacia las mujeres, la manifestación ideológica es el paternalismo. El componente hostil de esta ideología es el paternalismo dominante, la creencia de que los hombres deberían tener más poder que las mujeres y el temor de que las mujeres podrían usurpar el poder de los hombres. Esta actitud aparece en el dominio público, p. ej, la discriminación de las mujeres en el trabajo, y en el ámbito privado, p. ej en la creencia de que el hombre es quien ha de tomar las decisiones importantes en una relación heterosexual.
Al paternalismo dominante le acompaña la hostilidad heterosexual, que se refiere a la creencia de que las mujeres son peligrosas para los hombres y manipuladoras. Así, la “diferenciación competitiva de género” se basa en la creencia de cómo grupo, las mujeres son inferiores a los hombres en dimensiones relacionadas con la competencia.
Paternalismo protector. Es la creencia de que los hombres deben proteger y mantener a las mujeres que dependen de ellos. Se extiende a las relaciones de género públicas, p. ej en las emergencias hay que atener antes a las mujeres, y privadas, p. ej el hombre de la casa es el protector de la familia. El componente benévolo de la hostilidad heterosexual es la intimidad heterosexual, basada en la complementariedad y cooperación.
Finalmente, en la estructura social las mujeres están asociadas con el desempeño de actividades domésticas y cuidad de los niños, y están infrarepresentadas en puestos de liderazgo. Así, los roles convencionales de las mujeres complementan y cooperan con los de los hombres: el trabajo de las mujeres en la casa permite a los hombres concentrarse en sus carreras. Esta interdependencia de roles de género convencionales crea la actitud subjetivamente benevolente de diferenciación complementaria de género, una creencia basada en que las mujeres son el mejor sexo, pero sólo en los roles de menor estatus.
La estructura social legitima el silenciamiento de las mujeres: la Teoría del grupo enmudecido. La dominancia masculina ejerce también influencia en el lenguaje. Las mujeres tienen que describir sus experiencias a partir de un lenguaje creado por el grupo dominante, lo que limita las descripciones de sus vivencias y disminuye su elocuencia. Éste es el argumento básico de la Teoría del grupo enmudecido, formulado por Edwin y Shirley Ardener. Según ellas, los miembros de cualquier grupo subordinado tienen que aprender a desenvolverse en el sistema de comunicación establecido por el grupo dominante. Así, las mujeres están silenciadas y convertidas en oradoras poco elocuentes.
Kramarae identifica 3 presupuestos de la teoría que demuestran cómo las relaciones estructurales entre el grupo dominante y el enmudecido influyen en el sistema de comunicación:
  1. La división del trabajo es responsable de que hombres y mujeres perciban el mundo de modo diferente por las diferentes actividades y experiencias que tienen cada uno.
  2. Debido a la dominación política de los hombres se les da preeminencia a sus percepciones y experiencias frente a las de las mujeres. Ellas tienen que subordinar sus propias experiencias si quieren tener éxito social.
  3. La dominancia masculina en el sistema de comunicación obliga a las mujeres a desarrollar un engorroso proceso de traducción al hablar, si no quieren que su elocuencia se vea perjudicada.
Un cambio del estatus quo podría reducir o acabar con el enmudecimiento femenino. Algunas estrategias propuestas son crear un lenguaje descriptivo que retrate las experiencias de las mujeres o valorar el discurso de las mujeres. Aunque la teoría del grupo enmudecido no está exenta de críticas, es una demostración de la influencia de la dominancia masculina y de sus consecuencias en el sistema social.

La Naturaleza de los Procesos Estudiados por la Psicología Social

Stangor y Jost proponen agruparlos en tres grandes clases.

Visión tradicional de la naturaleza de los procesos psicosociales

Se distinguen entre procesos de naturaleza individual, grupal y macrosocial.

Procesos De Naturaleza Individual
  • La estereotipia individual: proceso que organiza y simplifica la percepción. Defiende valores sociales importantes para la persona. Tiene una importante función psicológica individual.
  • Conductas idiosincrásicas: las personas realizan conductas que muestran su forma de ser individual, su idiosincrasia.
  • Autoestima personal: las personas tienen un sentimiento personal de su propia valía como personas individuales.
Procesos De Naturaleza Grupal
  • La estereotipia grupal (compartida): sirve para explicar sucesos sociales y para justificar la acción colectiva y afirmar la valía del propio grupo.
  • Conductas grupales (uniformes): las personas que realizan conductas similares a las de otros miembros del grupo al que pertenecen. Sirven para mostrar su pertenencia a grupos y lo hacen al margen, o incluso en contra, de sus preferencias individuales.
  • Autoestima grupal (compartida): las personas tienen un sentimiento de la valía del grupo al que pertenecen, que puede coincidir o no con su autoestima como personas individuales.
Procesos De Naturaleza Macrosocial
Jost y Banaji defienden que en muchos de los procesos que estudia la Psicología social actúan las estructuras y los sistemas macrosociales. Sistemas como el capitalismo, el patriarcado o la esclavitud son de naturaleza muy diferente a la grupal.
Muchas veces, recurrir al estereotipo que afirma que las personas del grupo X “son perezosas” sirve para explicar por qué las personas de ese grupo viven en situaciones de pobreza y marginación. Nos encontraríamos con una justificación ideológica que trata de proporcionar legitimidad al sistema económico y social.
Los procesos de naturaleza macrosocial son los que tienen que ver con el estatus, el poder, la política, la ideología y la sociedad en su conjunto. Se pueden clasificar las explicaciones psicosociales de los procesos.

Explicaciones Centradas En Las Personas Individuales
Todas las que recurren a propiedades únicas de la persona individual. Ej: explicación que encuentra la base del prejuicio contra grupos minoritarios en características de la personalidad de quienes lo mantienen.

Explicaciones Centradas En Los Grupos
Las que recurren a propiedades de la conducta grupal. Ej: teorías que creen encontrar la base del prejuicio y la estereotipia en creencias sociales compartidas dentro de un grupo. Es lo que hace la Teoría de la identidad social.

Explicaciones Centradas En Los Procesos Macrosociales
La dominancia masculina da lugar al paternalismo dominante, el paternalismo benevolente, el sexismo hostil y benevolente y la existencia de un grupo “enmudecido”. Son explicaciones que se centran en procesos macrosociales. Otra explicación es la que argumenta que los sistemas económicos competitivos y jerarquizados tienden a generar marginación y exclusión.

Las Interconexiones Entre Procesos
El concepto de interconexión entronca una de las características más definitorias de la Psicología social. Hablar de interconexión entre procesos equivales a decir que la persona individual, los grupos a los que pertenece y el sistema social en el que vive conforman un entramado de relaciones complejas, y esto es el objeto de la disciplina. Hay 9 interconexiones diferentes:
  1. Efectos de la persona individual sobre procesos individuales. Ésta es la estudiada con más frecuencia. Ej: que la persona se atribuye los éxitos de su conducta mientras que atribuye a otras sus fracasos. Es decir, la motivación individual de autoensalzamiento genera un sesgo atributivo también individual.
  2. Efectos de la persona individual sobre procesos grupales. Destaca la investigación clásica de los estereotipos (individuales) en la que se pide a personas individuales que expresen sus creencias sobre grupos de personas. También el estudio de los sesgos cognitivos en cognición social, donde se suele partir del supuesto de que las personas cometen errores en las percepciones de los grupos debido a déficits cognitivos individuales (falta de información) o a preferencias de tipo personal.
  3. Efectos de la persona individual sobre procesos macrosociales. Destacan los estudios de Lerner sobre la creencia “en un mundo justo”, que muestran la tendencia de las personas individuales a defender que los resultados que las personas obtienen en la vida (que pueden considerarse macrosociales), son justos.
  4. Efectos del grupo sobre procesos individuales. El ej más claro lo da la Teoría de la identidad social. Para ella los estereotipos son creencias compartidas dentro de un grupo porque surgen de la comunicación con los miembros del grupo. Por eso Haslam afirma que cuando de comparte una identidad social también se comparten las creencias estereotípicas. Cuando las personas individuales se incorporan a un grupo, sus creencias estereotípicas individuales también cambian y se hacen similares a las del grupo.
  5. Efectos del grupo sobre procesos grupales. También procede la Teoría de la identidad social. Cuando la categorización grupal se hace saliente, p. ej un hombre en un grupo de mujeres, se activa la identidad social correspondiente (masculina). Entonces surgen actitudes favorables hacia el propio grupo, que se comparten con los otros miembros del grupo y desfavorables hacia el otro grupo.
  6. Efectos del grupo sobre procesos macrosociales. Augoustinos encontró que cuando se activa la pertenencia grupal, los miembros del grupo tienden a compartir creencias sobre las causas y consecuencias de la desigualdad económica.
  7. Efectos del sistema social sobre procesos individuales. Simon dice que la “modernización” (proceso macrosocial) favorece el dominio del yo individual sobre el colectivo.
  8. Efectos del sistema social sobre procesos grupales. Los grupos con un sistema social bajo en la sociedad suelen desarrollar imágenes relativamente desfavorables de sí mismos. Ej: manifestaciones de mujeres oponiéndose a la igualdad de derechos para la mujer. En una investigación sobre los estudiantes polacos y holandeses, los primeros muestran mayor identificación con su grupo nacional que los holandeses con el suyo. Pero las creencias de los estudiantes polacos acerca de los polacos son más desfavorables que sus creencias acerca de los holandeses, como resultado del fracaso de la economía polaca cuando se hizo el estudio.
  9. Efectos del sistema social sobre procesos macrosociales. Hay dos formas de expresar esta interconexión. La primera, descrita por Jost y Stangor dice que “las características de un sistema social actúan para mantener o cambiar ese mismo sistema”. Ej: en algunas sociedades la cultura del honor impulsa el asesinato de las mujeres que han puesto en riesgo el honor de su familia. El asesino suele ser algún familiar varón de la mujer marcada. Pero si el sistema de justicia castigase esos asesinatos, sería un ejemplo de sistema social que actúa para cambiar ese mismo sistema. La segunda es cuando un sistema ejerce una influencia sobre otro. Ej: una persona formada en un sistema socialista como en Polonia antes de 1990, difícilmente podrá comprender el alcance del sistema capitalista implantado en ese país a partir de esa fecha. Las relaciones de esta interconexión son más estudio de la Sociología y la Ciencia Política.
Markus y el binomio contenidos-enfoque de la Psicología social
El verdadero significado de la Psicología social se aprecia cuando se le contrapone a la visión del ser humano imperante en la sociedad. Markus relata dos experiencias. La primera fue un seminario donde participan agentes de policía junto a psicólogos sociales. Los policías exponían su teoría acerca de la conducta humana, y decían que las personas, al actuar, lo hacen guiadas por sus entidades internas. La segunda fue una investigación en aulas de primaria, donde los alumnos alcanzaban buen rendimiento mientras que en otras era mucho menor. Los maestros atribuían el bajo rendimiento a factores internos como falta de motivación, interés… Policías y maestros sólo señalan el ámbito interno y olvidan el contexto social.
En EEUU hay una gran dificultad para convencer a las personas de que la conducta del ser humano es profundamente social. Para modificar esto, el psicólogo tiene que seleccionar entre los elementos del modelo psicosocial general los que encajen con las nociones culturales dominantes en la sociedad de que se trate. En la estadounidense, Markus propone: 
  1. el actor psicosocial es activo y agéntico, 
  2. las personas tienen la capacidad de cambiar, 
  3. las personas tienen la capacidad de cambiar los contextos en los que viven y 
  4. los contextos sociales no son algo separado de las personas.
Swann y Seyle y la interacción persona x situación en Psicología social
Con mucha frecuencia, situación y personalidad interactúan, hay una dependencia mutua entre ellas. Swann y Seyle proponen un ejemplo. El rasgote personalidad estudiado era la exactitud en la percepción de personas. No se lo conceptuaba en general, sino asociado a situaciones. El razonamiento de base era que es habitual que las personas “negocien sus identidades específicas de relaciones”. La imagen que presentan a los otros depende de quiénes sean esos otros y de la situación que interactúe con ellos. Si esto es así, es preferible pensar en la exactitud, en la percepción no como un rasgo general aplicable a la percepción de cualquier persona en cualquier situación, sino como el acierto ala hora de estimar las conductas de las personas que se perciben en los contextos locales que se comparten con ellas. Por eso, en el día a día, las personas a la hora de percibir se esfuerzan por descubrir cómo se comportan las otras personas con las que interactúan en contextos compartidos.
Higgins defendió la interacción persona x situación en un plano teórico. Bajo el influjo de las variables personológicas (rasgos, disposiciones…), las personas adquieren rutinas que las llevan a categorizar las situaciones de forma idiosincrásicas. Una persona alta en necesidad de cognición categorizará las situaciones de persuasión como un desafío y oportunidad. Las situaciones generan en las personas rutinas que les permiten descubrir qué conductas son apropiadas en el contexto de que se trate. En consecuencia, las conductas de las personas reflejan la accesibilidad de la información facilitada tanto por sus diferencias individuales crónicas como por las pistas e indicios del contexto.
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Los Procesos Psicosociales desde la Perspectiva Evolucionista

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Introducción

Casi un siglo después de Darwin, los científicos sociales estaban reacios a aceptar que esa teoría tenga algo que aportarles. Nuestra especie, según ellos, se liberó de las ataduras biológicas hace mucho, por lo que intentar explicar nuestra mente y conducta en términos evolucionistas supone un reduccionismo que enmascara nuestra singularidad, por no hablar del determinismo genético: no es en los genes, sino en la cultura donde debemos buscar las causas de lo que pensamos y hacemos.

El Origen. Lo que Darwin Dijo y lo que no Supo Decir

Los supuestos e inferencias de la Teoría de la evolución por selección natural son los siguientes:
  1. Las especies son capaces de producir descendientes en exceso.
  2. El tamaño de las poblaciones de individuos tiende a permanecer estable a lo largo del tiempo.
  3. Los recursos de los que se abastecen los individuos son limitados. Inferencia: de aquí que se produzca una lucha entre individuos por la existencia.
  4. Los individuos difieren en los rasgos que les permiten sobrevivir y reproducirse.
  5. Al menos una parte de la variación de esos rasgos es genéticamente heredable.
    • Inferencia 1: existe una producción y supervivencia diferencial de descendientes de miembros genéticamente distintos dentro de una población. Esa supervivencia y reproducción diferencial es la selección natural. 
    • Inferencia 2: A lo largo de muchas generaciones la selección natural dará lugar a la evolución de los rasgos que sean más adaptativos que otros.
Una de las aportaciones cruciales de Darwin fue incluir la conducta y los procesos mentales subyacentes como partes del fenotipo de los miembros de la especie y considerarlos como objeto de la selección natural como los rasgos físicos: aquellos que contribuyan a la supervivencia y reproducción del organismo se propagarán, y los que no serán eliminados.
Una limitación importante es que no explica cómo se producen esas variaciones individuales sobres las que actúa la selección natural ni cómo se heredan. La Teoría darvinista no era capaz de explicar los casos de ayuda a congéneres a costa de uno mismo. Los altruistas no habrían podido prosperar si arriesgaban su supervivencia por otros sin reproducirse. El propio Darwin era consciente de esta limitación de la teoría y lo reconocía refiriéndose ala conducta de las obreras de hormigas y abejas, que ayudan a sacar adelante a los descendientes de la reina en lugar de reproducirse ellas mismas.

Lagunas que se han Rellenado: Desarrollos Posteriores de la Teoría Darwinista

La eficacia biológica inclusiva

El término fue acuñado por William Hamilton para referirse a la capacidad de propagación de los genes de un organismo a la siguiente generación, no sólo a través de sus descendientes, sino también de forma indirecta, mediante su influencia en la reproducción de individuos que comparten genes con él. Lo que importa de cara a la selección natural no son los individuos, sino sus genes. La Teoría de la evolución de Darwin sostenía como principio fundamental la eficacia biológica individual, pero esto no explicaba por qué se producían tantos casos de “altruismo” en las sociedades animales, en las que había individuos que no dudaban en morir sin dejar descendencia para salvar la vida de otros miembros del grupo.
La eficacia biológica inclusiva es la aportación más importante de la Sociobiología a la explicación evolucionista de la conducta, pero también ha provocado polémica en las implicaciones que algunos sociobiólogos han extraído de él.
Se ha acusado a la Sociobiología de abusar del concepto de eficacia inclusiva. Para los sociobiólogos todo lo que hacemos es por y para la mayor propagación de nuestros genes. En este sentido, el sacrificio de la propia vida en favor de un pariente no sería altruismo, sino egoísmo genético, como afirma Richard Dawkins. Este autor llega más lejos, imaginando a los organismos como meros vehículos de propagación genética. Pero se ha malinterpretado el sentido de sus planteamientos debido a una lectura demasiado literal, por varias razones:
  • La eficacia biológica inclusiva no se refiere a una motivación consciente de los organismos, sino a una predisposición genética.
  • Aumentar la eficacia biológica inclusiva es la función última de toda conducta, lo que no quiere decir que toda conducta esté genéticamente determinada. El aprendizaje cumple la misma función como mecanismo de herencia que los genes.
  • El términos egoísmo empleado por Dawkins debemos hacerlo en relación con la ganancia o pérdida en propagación genética que esa conducta conlleva. No hay ninguna connotación motivacional, ni implica que los organismos sean “moralmente” egoístas.
A la Sociobiología clásica le interesan los efectos de la conducta, no las motivaciones ni las intenciones: no diferencia entre resultados intencionados y no intencionados, ni entre la conducta que beneficia a uno mismo y la que beneficia a los demás.

La selección por parentesco

Hamilton descubrió el mecanismo e la eficacia inclusiva estudiando el comportamiento de las abejas. Sólo la abeja reina se reproduce, mientras que las demás colaboran para sacar adelante a los descendientes de aquella. Ya que las obreras comparten una gran parte de su dotación genética con la reina, el comportamiento altruista de las hembras estériles podría transmitirse a la siguiente generación a través de sus sobrinas. A partir de estos estudios, Hamilton desarrolló su modelo de la selección por parentesco, que explica la evolución de la conducta altruista en función de los beneficios que obtiene el receptor, los costes en los que incurre el donante y la relación de parentesco entre ellos. Para que este tipo de selección tenga lugar es necesario que los individuos sean capaces de reconocer de quiénes son sus parientes. Los mecanismos que pueden servir para ese reconocimiento son:
  • Distribución espacial. Tratar como parientes a los individuos que viven en la misma área geográfica.
  • Frecuencia de asociación. Tratar como parientes a los individuos con los que se interactúa frecuentemente.
  • Semejanza fenotípica. Tratar como parientes a los individuos que se parecen a uno mismo o a aquellos con los que uno se ha criado.
  • Reconocimiento genético. Tratar de forma innata como parientes a individuos que poseen una determinada marca genética.
Entender qué mecanismos hay implicados puede tener importantes consecuencias para la posible mejora de las relaciones entre grupos. Si tenemos en cuenta la tendencia a favorecer a los que consideramos nuestros parientes, los dos primeros mecanismos sugerirían la conveniencia de que diferentes grupos vivan próximos e interactúen. De acuerdo con el tercer mecanismo, habría que iniciar la integración étnica en la etapa preescolar y fomentar la adopción de elementos externos similares (ropa, forma de hablar, etc.). El cuarto mecanismo hace más difícil la intervención porque el aprendizaje social no está implicado.
La ayuda a los parientes es un fenómeno tan generalizado que nadie los considera especialmente meritorio, e incluso hay normas sociales para contrarrestar una tendencia tan arraigada en la naturaleza humana y evitar que dé lugar a situaciones injustas, como en el caso del nepotismo en el ámbito laboral o político.

Altruismo selectivo
Burnstein, Crandall y Kitayama realizaron estudios para determinar en qué condiciones la decisión de ayudar a otros se ve influida por consideraciones de parentesco.
Plantearon la hipótesis de que, puestos en la coyuntura de tener que decidir a quién ayudar, los participantes elegirían a los familiares cercanos antes que a los parientes lejanos, pero esto sólo ocurriría en situaciones de vida o muerte, cuando la eficacia biológica inclusiva se viera reducida. En situaciones menos críticas, la decisión se regiría por criterios morales y por normas sobre los que es socialmente valorado, como ayudar al más necesitado o al más vulnerable.
Los resultados confirmaron la hipótesis, y no se encontraron diferencias ni en función del sexo de los participantes ni en función de su nacionalidad.

El altruismo recíproco

El concepto de altruismo recíproco de Robert Trivers daba cuenta de las conductas perjudiciales para el actor, pero cuyo efecto es beneficios para otro individuo no emparentado: estaremos dispuestos a ayudar a personas que no sean parientes nuestros siempre que tengamos ciertas garantías de que nos van a devolver el favor, a nosotros mismos o a nuestros parientes.
Esta teoría da más importancia a otros factores intermedios distintos del reconocimiento del parentesco (empatía, culpa, gratitud…) necesarios para motivarnos a ayudar y corresponder a otros y para asegurarnos de que se cumplen las condiciones de reciprocidad. El altruismo recíproco implica riesgos, depende de la confianza y requiere rechazar o castigar a los individuos que no devuelven los favores. No funciona con individuos que se ven poco o no se identifican ni saben quién les ha hecho un favor. Dado que la devolución del favor no es inmediata, hace falta buena memoria y relaciones estables. Esto no quiere decir que los miembros de una especie necesiten tener en cuenta los beneficios del apoyo mutuo cuando se ayudan entre sí. Estos beneficios pueden ser tan indirectos y a tan largo plazo que sólo sean relevantes en una escala de tiempo evolutiva.

La inversión parental

Trivers también desarrolló la Teoría de la inversión parental, que amplía la concepción que Darwin tenía de la selección sexual como explicación de las diferencias físicas, mentales y conductuales entre sexos. Muchas especies tienen rasgos que dificultan la supervivencia de los individuos y, de esos rasgos sólo están presentes en uno de los sexos. Esos rasgos han sido seleccionados porque contribuyen al éxito en el apareamiento, y lo hacen por 2 vías: mediante la selección que uno de los sexos hace entre los miembros del otro al elegir pareja (selección intersexual) y mediante la competición entre los miembros de uno de los sexos por el acceso a una pareja del otro sexo (selección o competición intrasexual). Aunque ambas estrategias pueden coexistir en una misma especie, lo normal es que en unas especies predomine la competición intrasexual y en otras la selección intersexual.
Según esta teoría, el sexo que más invierte en su descendencia, por ser el que más tiene que perder, será el que elija, mientras que el otro sería el que compite. En el caso de los mamíferos las hembras invierten más que los machos porque la fabricación de óvulos es más escasa que la de espermatozoides, y una vez fecundadas deben esperar un periodo relativamente largo hasta volver a ser fértiles.
Hay especies como la humana en las que el macho también invierte en el cuidado y manutención de las crías. En especies en las que los machos no pueden estar seguros de su paternidad la inversión supone un riesgo para su propia eficacia biológica, a menos que exista una confianza razonable en que esas crías no son de otro. Martin Daly y Margo Wilson obtuvieron un hallazgo muy importante referido a las relaciones entre padrastros (y madrastras) y sus hijastros: que estas relaciones son mucho más conflictivas y con peores desenlaces que las de padres-hijos biológicos. Algunos estudios sociológicos habían encontrado que la familia es el contexto en el que se producen más homicidios, y lo explicaban como consecuencia de la mayor frecuencia de contacto. A esto también se le ha llamado el “efecto Cenicienta”. Aunque era cierto, contradecía el principio del nepotismo, según el cual los organismos tienden a favorecer a sus parientes como vehículos de propagación de sus propios genes.
Pero también hay casos de familias con padrastro o madrastra y no se producen estos sucesos. Su elevada frecuencia invalida la idea de que sean la excepción que confirma la regla. La respuesta está en la Teoría del altruismo recíproco, que postula que con tal de conseguir que sus propios genes se propaguen, los organismos son capaces de ayudar a otros a propagar los suyos si están seguros de que les devolverán el favor. Un padrastro puede conseguir más en términos de eficacia reproductiva si trata bien a los hijos de su esposa que si los mata.
También existen otros métodos para rastrear los orígenes de la psicología humana, como el estudio del registro fósil y la comparación entre especies filogenéticamente cercanas. El objetivo de estas comparaciones es determinar por qué un rasgo concreto aparece en una especie y no en otra. Se supone que si aparece sólo en una su origen será posterior al momento en que ésta se separó del tronco común con especies cercanas.

Cómo se Estudian los Procesos Psicosociales desde la Perspectiva Evolucionista

La Etología humana estudia la base biológica que subyace en la conducta social tanto mediante la investigación comparada de distintos grupos animales como en busca de los mecanismos más básicos del comportamiento social de nuestra especie.
El estudio de especies cuyos individuos viven en grupos hizo comprender a los etólogos que el grupo era el contexto en que se producía la conducta individual y que ésta evolucionaba en un ambiente físico y social. Los que no aceptaban las normas del grupo tenían menos probabilidades de reproducirse y eran más susceptibles de ser expulsados del grupo.
La adaptación de los individuos al medio social implicaba ajustarse a las respuestas de otros o modificarlas, lo que daba lugar a mecanismos sociales que facilitaban la existencia del grupo, de gran importancia para la supervivencia de los individuos.

Utilidad de los estudios etológicos con primates no humanos para la Psicología Social

Permiten extraer inferencias sobre el comportamiento social de nuestra propia especie en los siguientes aspectos:
  • Ponen de manifiesto la diversidad de la organización y la conducta social dentro del grupo zoológico al que pertenecemos en relación con las exigencias del medio.
  • Aportan sugerencias sobre la evolución de los mecanismos que regulan la interacción dentro del grupo.
  • Proporcionan análisis de los sistemas de comunicación que precedieron a la evolución del lenguaje y que conservamos en la comunicación no lingüística.
  • Permiten aislar las características únicas que han evolucionado en nuestra especie.
Nick Haslam hace un análisis de las relaciones sociales y el sistema sociocognitivo que las sustenta. Se basa en los modelos básicos de organización social propuestos para los grupos humanos por el antropólogo Alan Fiske. Tres de los cuatro modelos relacionales de Fiske en humanos aparecen también en otros primates: el basado en la percepción de los demás como semejantes, en la interdependencia y solidaridad, el que organiza las relaciones en términos de jerarquías de estatus y el basado en la igualdad y la reciprocidad. Sólo el último, el basado en el cálculo proporcional de costes-beneficios es exclusivo de la especie humana.

Los etólogos sugieren que, ya que las capacidades sociales y cognitivas del ser humano tienen que haber evolucionado mediante la selección natural ha sido la necesidad de manejar complejas estrategias sociales lo que ha favorecido que se desarrollen las capacidades que hoy conocemos. Esta es la “hipótesis de la inteligencia social”.

Estudios etológicos sobre la conducta social humana

La Etología humana lleva décadas acumulando datos sobre la interacción entre nuestras disposiciones y potencialidades innatas y las características del contexto social y cultural, han encontrado que ciertas tendencias conductuales son omnipresentes en los seres humanos, algunas de las cuales nos diferencian de otras especies y se consideran características de nuestra especie. La forma que adoptan estas tendencias depende del contexto social y cultural que viven los individuos. P. ej, existe gran cantidad de datos de especies no humanas que muestran la presencia de respuestas preferentes a ciertas configuraciones estimulares. Pero también nuestra especie tiene una tendencia a responder automáticamente ante determinados estímulos. Ej: la respuesta maternal que provocan ciertas características de los bebés. Los etólogos dicen que nuestra respuesta específica a las características de los bebés ha sido seleccionada a lo largo de la evolución de nuestra especie porque aumenta las oportunidades e supervivencia de los individuos en un momento de la vida en que son totalmente vulnerables y dependientes. En nuestro comportamiento concreto con los bebés intervienen factores culturales, sociales e individuales, que darían diferentes formas a esa tendencia común a toda la especie.
Honrad Lorenz observó que muchos de los animales de los dibujos de Walt Disney mostraban rasgos que parecían caricaturas de las características de los bebés humanos (frente grande y redondeada, ojos grandes, nariz pequeña y grandes mofletes).
Además de características estructurales, posturas, movimientos o conductas también pueden actuar como estímulos desencadenantes de respuestas automáticas en otro individuo de la especie. Estos movimientos expresivos provocan una reacción concreta y son la base de un sistema de comunicación innato. Su función es informar al otro obre lo que uno va a hacer en un futuro inmediato.
En nuestra especie poseemos algunos de esos movimientos señalizadotes en nuestra conducta no verbal. Las señales empleadas en la comunicación no verbal humana cumplen una importante función en la interacción y las relaciones entre individuos. La extensa gama de señales comunicativas humanas va desde las que son panculturales hasta las idiosincrásicas de cada individuo.
Movimientos expresivos humanos como la sonrisa y el llanto aparecen incluso en bebés que han nacido sordos y ciegos, por lo que no es probable que las influencias culturales tengan un papel muy importante en el desarrollo de su forma característica. Las situaciones que provocan dichos movimientos expresivos, y el significado que se les asigna difieren de una cultura a otra, y a veces de un individuo a otro dentro de la misma cultura. Un estudio etológico en esta área es el de Jan Van Hoof sobre la evolución de la risa y la sonrisa humanas. A partir de un estilo comparado de expresiones faciales en diversas especies, Van Hoof propuesto que nuestra sonrisa y risa están filogenéticamente relacionadas con dos expresiones presentes en otros primates: la mueca de miedo (expresión con dientes descubiertos) y la “cara de juego” (boca abierta relajada, sin mostrar mucho los dientes).
La expresión de dientes descubiertos en silencio, que era una pauta propia de situaciones defensivas o protección, llegó también a significar sumisión, ausencia de hostilidad y finalmente actitud amistosa. La expresión de boca abierta relajada está asociada a situaciones de juego brusco simulando peleas y persecuciones, típico de los individuos jóvenes del grupo, y a menudo acompañada de vocalizaciones.
La sonrisa y la risa humanas han evolucionado a partir de una mezcla de esas dos expresiones, se han encontrado, p. ej, que los niños utilizan la sonrisa para apaciguar a otro que es dominante sobre ellos. Estudios más recientes han puesto de manifiesto las expresiones faciales y las vocalizaciones que las acompañan (concretamente a la risa).
Lo que se propone es la continuidad evolutiva de la tendencia conductual, pero no necesariamente de los contextos en los que se utilizan, que estarían más determinados por variables culturales (p. ej, en algunas cultura la risa es una conducta habitual en los funerales). La naturaleza de los factores que provocan la emoción expresada depende mucho de la experiencia social, y esa experiencia social influye también en el grado en que el estado interno en cuestión es expresado.
Los etólogos también han explorado algunas áreas de las relaciones interpersonales y grupales en busca de la selección natural. Un ej es el estudio del desarrollo de las relaciones sociales que mantiene el individuo desde que nace hasta que alcanza la edad adulta. La evolución que van experimentando las relaciones que mantiene la persona, suponen cambios en su ambiente social. Debe ir adaptándose a ellos poco a poco, ya que le proporcionan el medio adecuado para su desarrollo personal en cada etapa de su vida. P. ej, le ayudan a pasar de la dependencia de la madre al rechazo de ésta. También el que prefiera a los compañeros de su edad es ventajoso para aprender estrategias sociales y adaptarse a la vida en grupo. Es posible encontrar principios similares en primates no humanos y humanos referentes al modo en que los individuos forman relaciones durante su ontogenia.
Por lo que se refiere a la transición que realiza el niño desde el apego casi exclusivo a los padres a los primeros signos de independencia, suele ser la madre o ambos progenitores los que inician el proceso, muchas veces en contra de los deseos del niño (escenas en las guarderías el primer día, p. ej), lo que sería una explicación en términos de causas inmediatas.
También puede darse una explicación funcional. La preferencia de los iguales sobre los adultos una vez que la necesidad de protección está satisfecha y el ambiente se ha hecho familiar, tiene una función biológica. Las relaciones amistosas con personas conocidas con un nivel de maduración semejante proporcionan la base óptima para el desarrollo social porque permiten la experimentación directa de conductas correctas o incorrectas, que son funcionales para la competencia social. Y la competencia social es crucial para la supervivencia y reproducción.
En la interacción con adultos muchas conductas serían censuradas. Pero estas conductas también fomentan el desarrollo social. P. ej, la capacidad para atacar a otros y para controlar la hostilidad de otros se potencian en el juego brusco, y estrategias tan valiosas socialmente como la reconciliación o el apaciguamiento tras un conflicto se aprenden mucho antes si se practican en conflictos reales con otros.
Esta forma de entender el desarrollo social como una interacción continua entre la persona y las exigencias del contexto social cambiante es característica del enfoque etológico. El niño no es considerado como un adulto en miniatura, sino como una persona que debe adaptarse al medio en que vive para poder llegar a ser adulto. Al etólogo le interesa cómo se las van arreglando para resolver los problemas que se les van presentando en cada momento. Y la forma en que los consigan tendrá consecuencias para su funcionamiento posterior. Aquí se distinguen de los sociobiólogos, cuyo interés primordial es el periodo en el que tiene lugar la reproducción y la edad adulta.
Los etólogos han hecho aportaciones en otros aspectos como el apego, la elección de pareja, el cortejo y la conducta sexual, los aspectos funcionales de la agresión, etc.

Mecanismos psicológicos adaptados para la detección de tramposos

El supuesto central de la Psicología Evolucionista es que el cerebro humano está compuesto por una gran número de mecanismos especializados o algoritmos que fueron moldeados por la selección natural a lo largo del tiempo para resolver problemas que nuestros acensaros encontraban reiteradamente, como elegir los alimentos, repartir la inversión entre los hijos, seleccionar pareja o reconocer a los parientes. Son mecanismos innatos de aprendizaje especializado que organizan la experiencia es esquemas significativos. Una vez activados por un determinado problema, focalizan la atención, organizan la percepción y la memoria y recuperan el conocimiento especializado que conduce a hacer inferencias, juicios y elecciones apropiadas para ese contexto particular. La Psicología Evolutiva intenta explicar la naturaleza de esos problemas ancestrales y desarrollar las estrategias conductuales que han evolucionado como solución a esos problemas.
La forma de vida que ha caracterizado el 95% de nuestra especie consisten formar sociedades simples, con caza y recolección no intensivas en pequeñas bandas nómadas con un sistema de autoridad descentralizado, una reciprocidad generalizada, escasa riqueza, igualdad de estatus entre los machos adultos y alianzas difusas y flexibles entre bandas.
Según los psicólogos evolucionistas, los problemas que tenían que afrontar y resolver nuestros ancestros no coinciden con los que ahora se le presentan al ser humano. Muchas veces da lugar a un desajuste entre los mecanismos ancestrales que hemos heredado y las demandas del medio en que vivimos.
Uno de esos problemas, que afecta especialmente al altruismo recíproco es la detección de tramposos, puesto que depende los “favores” se devuelvan. Leda Cosmides y John Tooby han desarrollado un programa de investigación experimental y se han centrado en el razonamiento sobre el intercambio social, sobre interacciones en las que los implicados dan y reciben recursos o favores. Las razones que los autores dan para estudiar los mecanismos psicológicos para la detección de tramposos son:
  1. Existe una base teórica sobre el intercambio social desde el punto de vista evolucionista (Teoría del altruismo recíproco) que permite la formulación y contrastación de hipótesis.
  2. Es probable que las situaciones de intercambio social hayan constituido uno de los problemas recurrentes a los que se han tenido que enfrentar nuestros ancestros durante millones de años y que exigen el empleo de mecanismos especialmente adaptados. Esta suposición se ve apoyada por varios tipos de evidencia empírica:
    1. La conducta de intercambio social es universal y muy elaborada en todas las culturas humanas actuales incluyendo las de cazadores – recolectores.
    2. Los chimpancés también practican formas muy refinadas de intercambio recíproco, lo que implica que algunas adaptaciones cognitivas para el intercambio social estaban presentes en la línea de los homínidos por lo menos antes de separarnos de los chimpancés.
    3. Los datos paleoantropológico también sugieren la antigüedad de este comportamiento. Ej: intercambio de carne por diversos servicios.
  3. Demostrar la existencia de mecanismos cognitivos especializados en contenidos de intercambio social, pero no activados ni aplicados a contenidos diferentes, supondría demostrar también lo erróneo del modelo estándar de las ciencias sociales, que predice que los procedimientos de razonamiento aplicados a situaciones de intercambio social deberían ser los mismos que se aplican a otro tipo de contenidos, y que cualquier variabilidad encontrada sería debida a variables experimentales, no al contenido en sí.
En lugar de “intercambio social”, Cosmides y Tooby dicen contrato social, como una situación en la que una persona está obligada a satisfacer un requisito de determinado tipo, normalmente con coste para ella para tener derecho a recibir un beneficio de otro individuo. Un tramposo es una persona que se beneficia ilícitamente, recibiendo un beneficio sin satisfacer el requisito correspondiente.
Para confirmar la hipótesis de que existen procedimientos de inferencia especializados para la detección de tramposos es necesario demostrar que esos procedimientos están bien diseñados para detectar tramposos en contratos sociales y que sus características no se explican mejor como subproductos de procesos cognitivos que evolucionaron para resolver algún otro tipo de problema.
Cosmides y Tooby recurrieron a los estudios sobre razonamiento humano, concretamente sobre detección de violaciones de reglas condicionales. Las personas no somos buenos detectores de violaciones de este tipo de reglas ni cuando se refieren a contenido familiares sacados de la vida cotidiana. Si se demuestra que las personas normalmente no son capaces de detectar violaciones de reglas condicionales, pero que sí pueden hacerlo cuando las violaciones representan trampas en un contrato social, se tendría una prueba de las personas poseen procedimientos de razonamiento especialmente diseñados para detectar tramposos en situaciones de intercambio social. Las conclusiones de los estudios de Cosmides y Tooby son las siguientes:
  1. Los algoritmos (mecanismos) que gobiernan el razonamiento sobre contratos sociales (situaciones de intercambio social) incluyen procedimientos de inferencia especializados para la detección de tramposos. El porcentaje de personas que responden bien en tareas de detección de violaciones de contratos sociales es superior al de las que resuelven bien problemas sobre violación de otro tipo de reglas. Si se plantea las personas situaciones poco cotidianas que implican contratos sociales, sus respuestas a la hora de detectas violaciones de las reglas son mejores que ante situaciones familiares que no implique contrato social.
  2. Estos procedimientos de detección de tramposos no pueden detectar violaciones que no correspondan a “trampas” (errores, p. ej). Cuando se plantean situaciones en las que las reglas de contrato social se violan de forma no intencionada, los sujetos responden peor.
  3. Los algoritmos que gobiernan el razonamiento sobre contratos sociales operan incluso en situaciones no familiares.
  4. La definición de trampa a la que se refieren los algoritmos depende de la perspectiva de cada uno.
  5. A la hora de calcular la representación de costes y beneficios de un contrato social, los algoritmos funcionan con igual exactitud desde la perspectiva de las dos partes. Las personas resuelven correctamente la tarea tanto cuando se les asigna un papel como cuando se les asigna el complementario.
  6. Los algoritmos no pueden operar para detectar tramposos a menos que a la regla se le haya asignado la representación de coste-beneficio de un contrato social.
  7. Incluyen procedimientos de aplicación. P. ej, si aceptas el beneficio estás obligado a pagar el coste, que implica que si has pagado el coste, tienes derecho a recibir el beneficio.
  8. No incluyen procedimientos de detección de altruistas. Cuando la tarea consiste en detectar individuos que violan la regla en sentido opuesto, es decir, pagan el coste pero renuncian al beneficio, las personas la resuelven peor.
La Psicología Evolucionista es el enfoque que más repercusión está teniendo entre los psicólogos sociales debido a su mayor interés por los aspectos cognitivos y porque se percibe como una disciplina más cerca que otra. Por otra paste, al centrarse exclusivamente en el ser humano y no estudiar otras especies, sus investigaciones parecen más relevantes para los intereses de los psicólogos sociales.

Una visión evolucionista del prejuicio

La perspectiva evolucionista sostiene que muchos estereotipos, prejuicios y tendencias discriminatorias son el resultado de mecanismos psicológicos que han evolucionado porque proporcionaban beneficios adaptativos a nuestros ancestros, protegiéndoles a ellos y a sus parientes de amenazas sociales concretas: amenazas contra la salud (ej: peligro de contagio de alguna enfermedad), contra la integridad física, contra los recursos que les proporcionaba su propio grupo (territorio, propiedades…), contra las estructuras y los procesos que favorecen el buen funcionamiento del grupo (reciprocidad, confianza mutua, valores comunes..).
En los seres humanos ha evolucionado una sensibilidad a la presencia de claves que anuncian amenazas para el bienestar y la tendencia a responder a esas claves con reacciones emocionales y asociaciones cognitivas que operan conjuntamente e impulsan conductas concretas diseñadas para mitigar el impacto potencial de la amenaza.
La relación entre una clave y una supuesta amenaza se basa en meras probabilidades, ya que su función es facilitar la reacción rápida ante la posible amenaza, lo que a veces puede dar lugar a errores. P. ej, aunque un hombre que se acerca a nosotros corriendo puede plantear un problema físico real, también puede venir para proporcionar ayuda.
El que nazcamos siendo sensibles a claves implican algún tipo de amenaza no significa que esté ya programada hacia señales concretas. Aunque existen algunas a las que somos automáticamente sensibles, la mayoría adquiere su significado gracias a nuestra capacidad innata para aprender de forma rápida aquellas características que predicen amenazas potenciales dentro de nuestro propio contexto. P. ej, no sería coherente decir que el prejuicio racial es producto de la evolución puesto que el contacto con grupos étnicos diferentes es algo demasiado reciente en la historia de la especie humana como para que haya podido sufrir los efectos de la selección natural. Lo que sí ha evolucionado es un aparato psicológico que es sensible a las amenazas potencialmente planteadas por otros grupos, perspicaz en cuanto a qué clases generales de claves implican pertenencia a exogrupos (formas de hablar, rasgos físicos) e inclinado a aprender qué características específicas dentro del ambiente local señalan la pertenencia a exogrupos concretos. Así, las personas no tienen prejuicios contra ciertos grupos por sí mismos, sino por las amenazas que perciben de esos grupos.
En unos estudios en los que analizaban las percepciones de amenaza, los prejuicios, las reacciones emocionales y las inclinaciones conductuales de estudiantes estadounidenses de origen europeo hacia grupos de distintas características étnicas, nacionales, religiosas, ideológicas y de orientación sexual, encontraron que diferentes grupos evocaban percepciones de amenaza muy distintas que se asociaban con patrones emocionales y tendencias conductuales también diferentes.
P. ej, los afroamericanos y mexicanos les evocaban percepciones de mayor amenaza contra la integridad física, mayores niveles de miedo y una mayor inclinación a conductas de protección, como llevar armas; los fundamentalistas cristianos y las feministas activistas eran percibidos como amenazantes para los valores y la libertad personal, y evocaban perfiles emocionales caracterizados por niveles altos de aversión moral e ira, e intenciones de conducta encaminada a proteger los propios valores y la libertad, como sacar a sus hijos de colegios donde enseñaran personas pertenecientes a esos grupos.
Estos resultados fueron confirmados por dos estudios experimentales en los que se hacía creer a los participantes que un número considerable de personas pertenecientes a diversos grupos se estaban trasladando a vivir en la misma zona donde ellos residían, y se manipulaba el tipo de amenaza que cada uno de estos grupos planteaba.
Estos estudios demuestran que lo que causa esa reacción son las amenazas que se perciben de estos grupos. Al controlar estadísticamente el efecto de la amenaza percibida en los diferentes grupos, el tipo de grupo apenas predecía las respuestas emocionales de los participantes, mientras que el carácter de la amenaza sí tenía poder predictivo después de controlar el tipo de grupo. Esto sugiere una continuidad ente los prejuicios sociales y los mecanismos evolucionados más básicos que vinculan amenazas específicas con emociones y tendencias conductuales concretas, lo que explicaría por qué los prejuicios contera determinados grupos cambian con el tiempo o desaparecen.
El énfasis en la especifidad de las amenazas y las emociones es lo que diferencia este enfoque de otros que también explican el prejuicio como respuesta a la amenaza percibida. En la percepción de amenaza influye la sensación de vulnerabilidad ante ese tipo de amenaza porque la situación sea especialmente propicia o porque la persona sea especialmente sensible. Dos experimentos demostraron el efecto de esa interacción entre las características de la situación y las creencias y preocupaciones personales en la evaluación de un estímulo social más o menos amenazante.
En el primer estudio, los participantes (estudiantes blancos) debían primero cumplimentar una escala para valorar su preocupación por la seguridad física. Y a después, en una habitación iluminada o en una casi a oscuras, ver unas diapositivas de jóvenes afroamericanos. Los autores intentaban provocar sensación de vulnerabilidad y preocupación por la protección personal. Se basaban en que la oscuridad debió de ser un indicador válido de vulnerabilidad a ataques físicos en tiempos de nuestros ancestros. Los participantes debían valorar después hasta qué pinto unas características estereotípicas de los afroamericanos, algunas de las cuales estaban relacionadas con la amenaza a la integridad física, p. ej hostilidad y otras no, aunque también eran negativas, p. ej, ignorancia.
En el segundo estudio se realizó un Test de asociación implícita (IAT) en que había que vincular estímulos de personas afroamericanas y blancas con rasgos evaluativos. Algunos de estos rasgos connotaban peligro o seguridad y otros eran agradables o desagradables. Los resultados mostraron que ni la oscuridad ni la tendencia personal a una mayor sensación de vulnerabilidad influían en las valoraciones de las dispositivas o en el IAT, y que en los participantes con altas puntuaciones en la escala BDW se activaban los estereotipos relacionados con el peligro, sólo si habían sido expuestos a la condición de la sala oscura.
Conclusión: las creencias de las personas facilitan la activación de estereotipos funcionalmente relevantes, pero este efecto se da sobre todo en circunstancias que sugieren vulnerabilidad al daño. Neuberg y Cottrell sugieren estrategias para mejorar el éxito de los programas de intervención para reducir el prejuicio: puesto que la gente es sensible a amenazas concretas y esas amenazas son activadas por la percepción de claves específicas, si conseguimos que esos indicios desaparezcan o que la gente deje de prestarles atención, se reducirá el prejuicio.
También podrían diseñarse intervenciones que reduzcan la sensación de vulnerabilidad de la gente a determinadas amenazas. P. ej, el empleo de cirugía plástica para la disminución de la desfiguración corporal en los enfermos de SIDA. Pero para ser eficaz, cualquier medida deberá evitar provocar la percepción de otro tipo de amenazas, p. ej contra los recursos del propio grupo, y tendrá que llevarse a cabo en circunstancias que no potencien la sensación de vulnerabilidad de las personas en las que se quiere reducir el prejuicio.

Dos Formas de Entender la Naturaleza Humana: Competición vs. Cooperación

En unos estudios en que pedían a los participantes que predijeran las decisiones que tomarían diversas personas, encontraron que la gente tiende a pensar que el otro es egoísta mientras no se demuestre lo contrario.
Adoptar un enfoque evolucionista para comprender la mente implica considerarlos en términos económicos, como relacionados con la búsqueda del propio interés. Incluso fenómenos tan aparentemente poco egoístas como el altruismo pueden interpretarse como causados por el beneficio que supusieron para nuestra especie. Pero esto no significa que seamos intrínsecamente egoístas y competitivos. Una cosa es cómo funcionan nuestros genes y otra cómo funciona nuestra mente. Es muy verosímil la idea de que, además del propio interés la selección natural ha debido favorecer también la cooperación.
Uno de los pioneros en esta materia ha sido Frans de Waal, un primatólogo. Su argumento de que para las personas es adaptativo esforzarse para asegurar su propia supervivencia y reproducción e intentar conservar relaciones sociales valiosas con otros miembros de su grupo y coordinarse con ellos es compartido cada vez por más investigadores. Como afirma Alan Fiske, “excepto en el caso de los sociópatas, la gente ayuda a los demás sobre todo para iniciar, mantener, reforzar o reparar relaciones sociales, no simplemente debido a imposiciones externas o porque la ayuda sea un medio de lograr otro objetivo”.
Un requisito para poder sobrevivir de la caza y la recolección es la cooperación, no sólo dentro del grupo sino también entre grupos. En la mayoría de las “sociedades simples”, la cooperación y compartir los recursos valorados con el resto de los miembros del grupo se considera un símbolo de ser humano. No hay casi restos fósiles que demuestren que la violencia entre grupos fuera algo habitual entre nuestro ancestros antes de la aparición de la agricultura.
Frans de Waal analiza la dualidad e la naturaleza humana revisando los paralelismos existentes entre nuestra especie y nuestros dos parientes más próximos: el chimpancé y el bonobo. Los estudios de primatólogos han mostrado las tendencias competitivas y agonísticas del chimpancé; su dureza le ha creado una reputación de hambriento de poder e incluso de asesino. En cambio el bonobo es diferente. Ambas especies están igual de cerca a nosotros en el árbol genealógico, pero las comparaciones con los chimpancés han dominado los medios de comunicación y se las ha utilizados para buscar las raíces de la violencia y la guerra.
Hasta hace poco nada se sabía sobre el bonobo. Pero se ha descubierto unos rasgos característicos de la vida social de esta especie que permiten rastrear algunos de nuestros logros culturales. P. ej, mientras entre los chimpancés la dominancia es ejercida por los machos y el ambiente competitivo es la tónica general, la organización social de los bonobos es de naturaleza cooperativa y está dominada por las hembras, que mantienen fuertes lazos entre ellas. Además los bonobos emplean el sexo no sólo con fines reproductivos o exhibición de poder, sino para resolver conflictos y restablecer la paz.
Según de Waal, nuestra naturaleza es dual porque hemos heredado de nuestros ancestros comunes con chimpancés y bonobos esos dos tipos de tendencias que han resultado ser útiles para resolver las demandas que nos planteaba el medio.

La Peligrosa Idea de Darwin: El Problema de la Continuidad Evolutiva

Darwin decía que el ser humano era una especie más que ha evolucionado a partir de especies ancestrales y que comparte esos ancestros con los primates actuales. Su teoría tuvo muchas críticas, llegando a la ridiculización tanto de sus ideas como del propio Darwin, extendiéndose el bulo de que el hombre viene de los monos actuales. Pero no fue sólo la Iglesia la que se opuso a las ideas darwinistas. Desde finales del s. XIX, cuando la Sociología y la Biología se hicieron independientes los científicos sociales han reclamado para sí el estudio de la “socialidad”, mostrándose recelosos hacia las teorías biológicas por miedo al reduccionismo.
Otro antecedente más determinante del rechazo a lo biológico fue la asociación entre determinismo biológico y clasismo o racismo, representada por el darwinismo social de Spencer y la eugenesia de Galton. Muchos de esos científicos sociales abrazaron el credo opuesto, abanderado por el agrónomo Lysenko, que sostiene que los deseos y creencias de las personas son construcciones sociales arbitrarias que pueden ser fácilmente moldeadas por ingenieros sociales. Tales argumentos se utilizaron para justificar la represión y el genocidio de los regímenes marxistas de países como China o la URSS.
Lamarck decía que cada especie había sido creada por separado, e iban evolucionando hacia estadios cada vez más complejos mediante la herencia por parte de los descendientes de los caracteres adquiridos por los padres durante su vida. Las especies podían representarse en una escala de complejidad creciente que culminaba en el ser humano. Aunque esta teoría es incorrecta, la idea del ser humano como la especie “más evolucionada” sigue teniendo vigencia.
Fue en esta visión de la evolución en la que se inspiró Spencer al proponer su enfoque sobre el progreso de las sociedad. Proponía que las sociedades humanas se habían ido haciendo gradualmente más desarrolladas, lo que explica la distancia entre el “europeo de gran cerebro” y los “hombres primitivos” del planeta. Las ideas de Spencer sobre la evolución como progreso y sobre la “supervivencia del más apto” tuvieron acogida en EEUU porque justificaban las doctrinas capitalistas en auge. Años más tarde tuvo influencia en los argumentos de Hitler sobre la pureza de la raza.
También los primeros antropólogos abrazaron la idea de que las sociedades humanas progresaban a través de escalones sucesivos. Las culturas superiores se asociaban con razas más avanzadas, cuyos miembros poseen cerebros más grandes y eficaces. Pero mientras algunos admitían que todas las razas humanas compartían un ancestro común, otros consideraban que las distintas razas eran en realidad especies diferentes, lo que justificaba la esclavitud como algo natural.
Estas ideas iban en contra de uno de los principales postulados de Darwin: que la evolución de las especies se basa en la variación dentro de la población, no en la homogeneidad. Sin variación no hay material sobre el que la selección natural pueda actuar para hacer que la especie evolucione. Cuando la teoría de Darwin y los descubrimientos de Mendel se unieron para dar lugar a la Teoría Sintética de la Evolución, los estudios sobre la variación genética en las poblaciones naturales demostraron que las diferencias entre poblaciones humanas son pequeñas en comparación con la gran cantidad de variación existente dentro de cada una, lo que daba la razón a Darwin y suponía un argumento en contra del racismo.
El hito más reciente en esta polémica es la publicación de la obra de E. O. Wilson Sociobiología: la nueva Síntesis. Expone las bases biológicas de la conducta social animal. Aunque la premisa de los sociobiólogos de la eficacia biológica inclusiva ha demostrado tener bastante fuerza, la polémica surge cuando pretenden aplicar los mismos principios para explicar la conducta del homo sapiens. Las reacciones de los científicos sociales no han sido favorables a esta intromisión y algunos han acusado a la Sociobiología de reduccionismo biológico y determinismo genético.
La base de este recelo es la vieja noción de excepcionalidad de nuestra especie, enraizada en la religión judeo-cristiana. Puesto que somos únicos, para comprender nuestra mente, nuestra conducta y los productos de éstas son necesarios constructor teóricos diferentes. Pero desde el enfoque evolucionista no se niega que el ser humano sea único, sino que todas las especies son únicas, cada una con sus características específicas, y una de las más distintivas de la especie humana es la influencia que ejerce la cultura sobre su pensamiento y conducta. Por otra parte, que cada especie sea diferente no implica que no exista una continuidad evolutiva entre ellas.
Aunque muy pocos rechazan la continuidad evolutiva en lo físico hoy, de ahí a sugerir que nuestras capacidades mentales y tendencias sociales han evolucionado a partir de ancestros comunes con otros primates hay un salto que muchos consideran injustificado. Pero si seguimos por aquí la única salida que nos queda es el creacionismo o la teoría del “diseño inteligente”, que cree que el hombre apareció un buen día sobre la faz de la tierra y se puso a hablar y a crear cultura. Esta teoría argumenta que ciertas estructuras vivientes son demasiado complejas para ser el resultado de la evolución, y que son una muestra de que existe una intervención de un diseñador inteligente. Esta teoría, que se basa en la interpretación literal del libro del Génesis cuanta con numerosos adeptos, sobre todo en EEUU. Según una encuesta, el 47% de los estadounidenses cree que el ser humano fue creado directamente por Dios. En los años 70, los estados de Arkansas y Louisiana exigieron que, si se enseñaba evolución, debería dedicarse al mismo tiempo a la “ciencia de la creación”.
El rechazo a la continuidad evolutiva entre nuestra especie y las demás se debe no a una cuestión religiosa, sino a una mala interpretación de su significado. Ninguna especie es simple, todas han llegado a ser como son gracias a un complicado proceso de selección natural que ha ido favoreciendo la versiones que mejor se adaptaban a las condiciones en que cada una vivía. Los monos no son más simples ni menos evolucionados que las personas, lo que ocurre es que no han desarrollado las mismas capacidades porque no se han enfrentado a los mismos retos ambientales o porque las variaciones sobre las que ha actuado la selección natural han sido distintas en ellos.
Defender la continuidad evolutiva entre todas las especies implica que todas están emparentadas entre sí a través de antepasados comunes, no que unas desciendan directamente de las otras. Además, la continuidad no es sinónimo de progreso lineal. No es que tengamos lo mismo que nuestros antepasados pero más perfeccionado, sino que existe cabida para procesos y capacidades emergentes. Sólo así es posible la adaptación a cambios imprevisibles en el medio. En el caso humano gran parte de esos cambios son provocados por nosotros mismos.
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Psicología Social y Cultura

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Introducción

El estudio de la cultura se ha realizado desde tres movimientos: la Psicología de los pueblos, cultura y personalidad y los estudios transculturales, y también hay nuevos planteamientos desde la Psicología evolutiva, la Psicopatología y la Psicología social.
La perspectiva de la Psicología de los pueblos sigue siendo actual a través del estudio de la identidad cultural y las migraciones. Los antropólogos siguen realizando un análisis transcultural comparando el desarrollo, la Psicopatología y la conducta social e los pueblos y el mundo occidental. Los psicólogos culturales se centran en las sociedades urbanas, con referencias comparativas a “otras culturas”. Los estudios transculturales han puesto de manifiesto el debate sobre la universalidad de la cultura. En el Manual de Psicología Transcultural, de Triandis se plantea el análisis transcultural de las principales áreas de la Psicología.

¿Qué es la Cultura?

Kroeber y Kluckhohn plantean que “la cultura consiste en patrones, explícitos o implícitos, de y para la conducta adquiridos y transmitidos mediante símbolos, constituyendo el logro distintivo de los grupos humanos, incluyendo su representación en artefactos; el núcleo esencial de la cultura consiste en ideas tradicionales y en sus valores”. Señalan 6 tipos de definiciones:
  • Descriptivas: intentan definir todos los aspectos de la vida humana que ilustran la idea de cultura. P. ej definen la cultura como el compendio de conocimientos, producciones artísticas…
  • Psicológicas: se centran en aspectos psicológicos, como la socialización o el aprendizaje individual.
  • Históricas: enfatizan la acumulación de tradiciones. Aportación de Knutson: “cultura es un modo de vida que el hombre adquiere como herencia social, el cual comprende el conocimiento almacenado para un uso futuro.
  • Estructurales: Hacen hincapié en la organización de la cultura. Estudian la disposición estructural de los elementos que la componen, reflejando su interrelación. Esta clasificación es para Berry, Poortinga, Segall y Dasen el punto de partida del término cultura como conjunto de condiciones compartidas que limitan el repertorio de conductas disponibles para lo miembros de un grupo. Estas condiciones limitadoras incluyen los condicionantes internos de la transmisión genética y los externos de los contextos ecológicos, socioeconómicos, históricos y situacionales.
  • Normativas: Hacen referencia a las reglas que gobiernan las actividades de las personas. Duveen y Lloyd diferencian entre valores, que ejercen obligaciones imperativas, y normas, que ejercen obligaciones contractuales, los valores obligan a todos los miembros del grupo, y las normas sólo a aquellos miembros que tienen un determinado rol.
  • Genéticas: Resaltan el origen de la propia cultura, que puede crearse como algo adaptativo al hábitat de las personas, como fruto de interacción social, o como resultado de un proceso creativo humano.
En la definición de Segall se incluyen lo modos de pensar, actuar, relacionarse con otros y con el mundo exterior. La cultura es así un puente que nos comunica con el pasado, pero también una guía hacia el futuro.
Geertz dice que el análisis de la cultura ha de hacerse a base de interpretaciones, de la descripción de los significados.

La Cultura Subjetiva y la Psicología Social

Se distingue entre cultura material o tangible y cultura inmaterial o intangible. La cultura material/objetiva hace referencia a patrones de producción y consumo y a las características ecológicas de las sociedades. La cultura no material/subjetiva guarda relación con el mundo intangible (ideas, valores, percepciones del mundo) que crean los miembros de una sociedad. Los componentes de la cultura subjetiva:
  • Creencias. Las características que las personas asocian a la cultura.
  • Roles o papeles. Las conductas esperadas y prescritas para las personas con posiciones definidas en la estructura social.
  • Normas. Reglas que regulan las conductas, creencias y emociones, deseables e indeseables para los miembros de la cultura.
  • Valores. Fines y principios relevantes en la vida con los que las personas evalúan lo que es deseable, bueno o bello, y que sirven de guía de la conducta diaria.
Bond plantea que psicológicamente la cultura es “un sistema compartido de creencias (lo que es verdad), de valores (lo que es importante), de expectativas, especialmente sobre los guiones conductuales y su significado”. Este sistema está desarrollado para satisfacer las necesidades básicas de subsistencia, apreciación social y el ejercicio de las propias habilidades en un nicho geográfico particular.
Este sistema compartido refuerza la comunicación de significados. Así reduce la incertidumbre y la ansiedad, ya que consigue que la conducta de sus miembros sea predecible, entendible, aceptable y valiosa. Fiske afirma que la cultura es lo que socialmente se transmite o construye, es la constelación de prácticas, competencias, ideas, esquemas, símbolo, valores, normas, instituciones, metas, reglas constitutivas, artefactos, y las modificaciones en el ambiente físico.
Triandis insiste en el carácter compartido por los miembros de una sociedad de “actitudes, creencias, categorizaciones, auto-definiciones, normas, roles, y valores”, sin olvidar las prácticas sociales como comer en grupo. Se podría hablar de un “modelo cultural”, cuya identificación es dada por el lenguaje situado histórica y geográficamente.
El aspecto subjetivo es el componente de la cultura que más interesa a la Psicología social porque hace referencia a las creencias, normas, actitudes y representaciones sociales que dan sentido a las respuestas de individuos y grupos.

Aspectos Objetivos de la Cultura y la Psicología Social

La cultura está inscrita en costumbres, rituales y escenarios de conducta institucionalizados. Concebir la cultura como el conocimiento subjetivo no compartido permite pasar por alto las formas objetivadas del conocimiento social. El conocimiento cultural no sólo está presente en la mente.
Aunque la cultura influye en nuestras acciones, ayuda a formar nuestra personalidad, lo que llamamos naturaleza humana. Ej: en las culturas china y europea se valora el esfuerzo y el trabajo, pero mientras que en Europa lo que se estima es el esfuerzo personal y la ética protestante del trabajo, en China se valora más el trabajo dentro de un grupo de parentesco y el respeto al grupo humano al que uno pertenece. Así, la cultura es una expresión de las diferencias en valores sociales, que serán inculcados en la socialización.
No todos los patrones de conducta regulares que son visibles en una sociedad son el producto de elecciones valorativas de las personas de esa sociedad. Ej: los atascos de tráfico. Se producen pese a que las personas valoran la rapidez y la conducción adecuada. Los atascos son un efecto de las decisiones individuales racionales que, al agregarse, dan lugar a lo contrario de lo que se deseaba. Además las constricciones situacionales producen cambios de patrones conductuales contrarios a algunos valores culturales. Ej: la incorporación de la mujer al mercado laboral en tiempo de guerra en las culturas que valoran la segregación de género.
La cultura emerge de la interacción social, es un producto de adaptaciones a condiciones pasadas que se enfrenta a los desafíos del presente. En las definiciones de cultura hay elementos identificables: una construcción del ser humano, una especificación de modos de vida, su transmisión a través de las generaciones sucesivas, su interiorización por parte de los miembros de una sociedad y su susceptibilidad a los cambios.

Los Componentes de la Cultura

La cultura se concibe como un conjunto de componentes de conocimiento: denotativo (lo que es) y connotativo (lo que debería ser). En todas las culturas hay símbolos, normas, valores y creencias.

Los Símbolos

Los seres humanos no experimentamos el mundo igual que otros seres vivos; creamos un mundo de significados transformando los elementos de la vida social en símbolos. Usamos y dependemos tanto de ellos que no nos paramos a reflexionar sobre ellos. Pero cuando visitamos una sociedad distinta a la nuestra nos damos cuenta de su importancia. En esas condiciones experimentamos un choque cultural, que es nuestra sorpresa o incapacidad de interpretar el significado de los símbolos y prácticas culturales que se emplean en una sociedad diferente.
Así, las prácticas culturales (visibles) incluyen manifestaciones con un carácter simbólico. Entre ellas destacan los símbolos, héroes (personas vivas o muertas, reales o imaginarias) y los rituales, actividades colectivas, ej: maneras de saludarse, mostrar respeto a los demás, ceremonias religiosas…
El lenguaje es un factor fundamental de la cultura. Es cualquier estructura abstracta que permite a los miembros de una sociedad comunicarse simbólicamente y que tiene interpretación semántica. Esta definición engloba tanto las lenguas naturales como la comunicación animal. En todo el mundo el lenguaje es el mecanismo más importante de reproducción cultural, que asegura la transmisión de una cultura de generación en generación.
Los símbolos permiten a las personas entender la sociedad y la imagen que quieren dar de sí mismas.

Las Normas

En China, cuando uno quiere saber cuánto gana un compañero de trabajo se lo pregunta directamente. En Europa occidental, preguntarle a alguien cuánto gana se considera una impertinencia. Las normas son reglas y expectativas sociales a partir de las cuales una sociedad regula la conducta de sus miembros. Algunas prohíben ciertas cosas, otras son prescriptivas, es decir, indican qué es lo que se debe hacer.
En las culturas es frecuente que coexistan aspectos contradictorios que tratan de regular normativamente situaciones conflictivas. P. ej, la cultura individualista de EEUU valora la independencia personal, aunque al mismo tiempo inculca en las personas la conveniencia de adaptarse a muchos grupos y relaciones sociales diversas, por lo que el individualismo se acompaña de una fuerte tendencia a la adaptación al entorno social. Estas normas contradictorias se reflejan en el hecho de que las personas de cultura anglosajona individualista puntúan más alto que los colectivistas asiáticos en autoobservación. Las personas de alta autoobservación se caracterizan por una enorme variabilidad conductual por una orientación de adaptación al entorno social. Regulan la forma de expresarse y de presentarse a sí mismas ante los demás para cubrir las apariencias, y son muy sensibles a las claves sociales e interpersonales que indican lo que es apropiado hacer en cada situación.
En las culturas colectivistas las personas suelen interactuar con menos gente y sus relaciones son más prolongadas en el tiempo. Su conducta pública sigue normas claras, es poco relevante y afecta menos a su imagen privada. Pero en las culturas individualistas las personas deben relacionarse con miembros de diferentes grupos, y la cultura pública se supone que es una expresión del sí mismo privado real.

Los Valores y las Creencias

Los sociólogos llaman a las posturas frente al mundo valores, que son modelos definidos con los que las personas evalúan lo que es deseable, bueno o malo, y que sirven de guía para la vida en sociedad. Desde el punto de vista de la cultura, los valores son enunciados acerca de cómo deben ser las cosas. Para la Psicología social los valores son constructos psicosociales que expresan la relación estable e integral entre el individuo y la sociedad.
En general, los valores son principios amplios y generales que sirven de base a las creencias. Éstas son manifestaciones específicas que las personas consideran como ciertas. Así, los valores son proposiciones más abstractas acerca de cómo deben ser las cosas, mientras que las creencias hacen referencia a asuntos más específicos sobre los que se emite un juicio de verdad o falsedad. Rockeach definió los valores como metas individuales, jerárquicamente estructuradas e internamente consistentes.
Los valores culturales son normativos, designan lo deseable o cómo se espera que sea la realidad. Describen los ideales de una sociedad. Pero esos ideales pueden coexistir a pesar de no ser cumplidos por la mayoría de las personas. P. ej, aunque las relaciones prematrimoniales estaban proscritas en los años 50 en España, los embarazos prematrimoniales eran numerosos.
Los valores, cuando se plasman en normas sociales, se aplican en todas las áreas. P. ej, en el dominio de la familia, una cultura que legitima las diferencias de estatus se reflejará en el alto grado en que los adultos controlan y castigan a los niños, es decir, en lo que se llama conductas de rol. En la actualidad, los países desarrollados comparten valores de igualdad social y universalistas, las normas son aplicables a todos por igual, y todos los ciudadanos tienen los mismos derechos. Pero uno de los conflictos actuales es cómo se compagina la igualdad con la diversidad. P. ej, cada país enfoca de distinto modo la cuestión de libertad y la educación religiosa. En Inglaterra, el Estado financia las escuelas anglicanas, católicas y judías pero las musulmanas. En España se financian los colegios católicos y se oferta obligatoriamente la religión católica, aunque esta oferta no se generaliza al resto de confesiones religiosas.

Dimensiones de Valores que Definen las Culturas

Modelo de Hofstede

Inkeles y Levinson señalan problemas que son básicos en cualquier cultura: la relación con la autoridad, la concepción de sí mismo, que incluye la relación entre la persona y la sociedad y las diferencias entre hombres y mujeres, y cómo afrontar el conflicto, controlar la agresión y la expresión de las emociones.
Hofstede definió la cultura como la programación cultural de la mente que diferencia unos grupos de otros. Aplicó a trabajadores de IBM una escala de valores asociados al trabajo. En su muestra, el mundo desarrollado está sobrerepresentado, y África infrarepresentada. Pese a todo, su base de datos es la más completa hasta la fecha. Las dimensiones culturales que encuentra están basadas en un análisis colectivo. La media de cada país es la unidad de análisis que se utiliza para describir cómo se posiciona en el conjunto de dimensiones. Las dimensiones son:
  • La distancia jerárquica, o hasta qué punto los miembros menos poderosos de los grupos aceptan las desigualdades de poder. País de baja distancia jerárquica: Dinamarca, país de alta distancia jerárquica: Malasia.
  • Individualismo-colectivismo, o la prioridad dada a la persona o al grupo. País colectivista: Guatemala, país individualista: EEUU. Los asiáticos confucianos con los que más se diferencian del individualismo occidental, y los latinoamericanos tienen un perfil mixto.
  • Masculinidad-feminidad, o grado en que las culturas distinguen entre hombres y mujeres. Las culturas masculinas enfatizan las conductas estereotípicas de género y los valores masculinos dominantes como el éxito, el dinero o la competición. Ej: Japón. Las culturas femeninas marcan menos las diferencias de rol de género, no son competitivas y valoran la cooperación y el cuidado de los débiles. Ej: países escandinavos.
  • La evitación o control de la incertidumbre, o grado en que la gente se siente amenazada por las situaciones ambiguas o por el miedo a lo desconocido, que intentan evitar por códigos y creencias estrictas. Las naciones de alta evitación de la incertidumbre como Grecia buscan la seguridad y son intolerantes ante la incertidumbre. Los países con baja evitación de la incertidumbre como Jamaica son más relajadas y aceptan más los riesgos, además no tienen una necesidad de reglas formales que regulen la actuación en cada momento.
Características del individualismo-colectivismo


Individualismo bajo (colectivismo)
Individualismo alto
Todos son dependientes de grupos adscritos, familia más numerosa Interdependencia voluntaria de relaciones elegidas
Conciencia de Nosotros Conciencia del Yo
El patrón de valores que se aplica al propio grupo no se aplica al resto de grupos El patrón de valores que se aplica al propio grupo se extiende al resto de grupos
Particularismo: preferencia excesiva que se da al interés particular sobre el general Universalismo: comprensión, aprecio, tolerancia y protección para el bienestar de toda la gente y para la naturaleza
Valores
Valores
Materialismo Hedonismo, postmodernismo, bienestar
Conservación: tradición, conformidad y seguridad Autonomía afectiva e intelectual, compromiso igualitario
Lealtad al grupo, responsabilidad compartida, estatus adscrito Responsabilidad individual, relación negociada con el grupo, meritocracia

El individualismo y la distancia jerárquica son dos dimensiones culturales importantes que influyen sobre los procesos psicológicos. Otros autores encuentran que la feminidad cultural son dos dimensiones que afectan a la afectividad.

Modelo de Triandis: Individualismo y Colectivismo (Vertical y Horizontal)

Triandis combina el individualismo y colectivismo con la jerarquía, es decir, con la dimensión vertical-horizontal. Estos conceptos configuran las dos dimensiones más importantes y contrastadas que sirven para definir las culturas.

Individualismo y colectivismo (vertical y horizontal) según Triandis

Individualismo horizontal: UNICIDAD:
  • Tener espacio propio
  • Identidad propia
  • Ser diferente a los demás
Individualismo vertical: Orientación hacia el LOGRO:
  • Valorar el triunfo
  • Hedonismo
Colectivismo horizontal: COOPERACIÓN:
  • Prestar atención a las relaciones con los iguales dentro del grupo
  • Valorar la armonía grupal
Colectivismo vertical: CUMPLIMIENTO:
  • Respeto y obediencia al poder
Modelo de Schwartz

Schwartz proporciona información sobre los valores humanos que caracterizan a las culturas. Estudia los valores desde los dominios individual y colectivo, proponiendo una estructura universal de dichos valores.

Valores Colectivos de Schwartz
Según este autor, existen diferentes tipos de culturas individualistas y colectivistas. Hay dimensiones culturales colectivas capaces de diferenciar unas culturas de otras. Así, las culturas individualistas pueden enfatizar valores de dominio (potencian la ambición, el éxito y la competitividad), autonomía intelectual y afectiva. Las culturas también pueden reafirmar valores colectivistas como el compromiso igualitario (las personas cooperan en la búsqueda del bienestar, el conservadurismo (promueven el mantenimiento del estatu quo y la jerarquía (enfatizan las diferencias de estatus y poder entre roles).
Las diferencias en valores, entre Europa y EEUU según Schwartz y Ros consisten en que en Europa Occidental se otorga prioridad a la autonomía personal entendida como independencia y responsabilidad social a los demás, y en EEUU se valora la autonomía personal entendida como búsqueda de placer y del éxito, y seguridad y orden social.

Valores Individuales de Schwartz
Schwartz y Bilsky proponen que los valores humanos tienen una estructura universal. Clasifican los valores como tipos motivacionales, donde cada valor refleja objetivos a perseguir y se agrupan en función del tipo de objetivo que se pretende. Las 10 motivaciones básicas son:
  1. Poder: búsqueda de la posición y prestigio social
  2. Logro: el perseguir el éxito profesional
  3. Hedonismo: placer y gratificación sensual para la persona
  4. Estimulación: excitación, variedad, novedad y desafíos en la vida
  5. Autodirección: independencia en la acción y el pensamiento
  6. Universalismo: comprensión, aprecio, tolerancia y protección para el bienestar de toda la gente y para la naturaleza
  7. Benevolencia: preocupación por el bienestar de la gente próxima
  8. Tradición: respeto de las costumbres y la religión
  9. Conformidad: limitación de las acciones
  10. Seguridad: búsqueda de seguridad, armonía y estabilidad en la sociedad
El universalismo y la benevolencia tienen como objetivo la trascendencia, el poder, el logro y el hedonismo la promoción personal, y la tradición, conformidad y seguridad la conservación. En cuanto a las orientaciones generales, Schwartz las concreta en tres: valores personales de orientación individualista formada por poder, logro, hedonismo, estimulación y autodirección), valores de orientación colectivista (benevolencia, tradición y conformidad) y valores de orientación mixta (seguridad y universalismo).

Modelo de A. P. Fiske

Fiske hace una revisión de los estudios sociológicos y antropológicos y propone la existencia de 4 elementos en las relaciones sociales: el compartir social, la jerarquía de autoridad, la equidad y la tasación (coste-beneficio). Los dos primeros tienen relación con las dimensiones de colectivismo y distancia jerárquica en la línea de Hofstede. La equidad se refiere a la igualdad en las relaciones, cuando cada persona de la relación contribuye por igual en una interacción social. La importancia de medir todo por su valor material se asociaría con la instrumentalizad. Estos dos conceptos se vinculan con la feminidad y masculinidad que postulaba Hofstede.
Posteriormente, Fiske y cols realizan un examen de datos transculturales y constatan que la imagen de dependiente no se puede equiparar a la competitividad. Tampoco la interdependencia está exente de motivaciones orientadas al beneficio grupal.

Modelo de Trompenaars

Trompenaars plantea que la cultura es la manera en que un grupo de personas resuelve los problemas. Estos problemas pueden estructurarse en torno a 3 categorías:
  1. los que se derivan de nuestras relaciones con otras personas,
  2. los que provienen de las actitudes ante el factor tiempo, ej: en Holanda el tiempo se percibe como una línea recta, mientras que en ciertos países africanos piensan en el tiempo más como un círculo, en el que el pasado y el presente se unifican con las acciones futuras, y 
  3. los relacionados con el entorno. Ej: hay culturas que ven que lo que afecta a sus vidas reside dentro de la persona. En otras perciben que el control del mundo es más externo y por consiguiente no pueden dominarse.
Además Trompenaars dice que nuestros valores determinan la definición de lo bueno y lo malo, y se relacionan con los ideales compartidos por un grupo. Estos valores se estructuran en torno las cinco orientaciones: universalismo vs particularismo, individualismo vs colectivismo, neutra vs afectiva, específico vs difuso y logro vs atribución.
Hizo un estudio sobre dilemas de elección con empleados de multinacionales en 50 países. Sus análisis con técnicas de escalonamiento multidimensional extrajeron dos dimensiones principales:
  • Conservación (particularismo y estatus adscrito) vs compromiso igualitario (universalismo y estatus por mérito). El universalismo es la posición que afirma que todos somos iguales en recursos y justicia. Universalismo es similar al compromiso igualitario de Schwartz y al individualismo horizontal. El particularismo es equivalente al valor de conservación postulado por Schwartz y al colectivismo vertical.
  • Compromiso leal vs compromiso utilitario. Se basa en cómo las personas definen sus relaciones con los grupos. Esta dimensión es similar al individualismo-colectivismo de Hofstede.
China puntúa alto en compromiso leal (la lealtad familiar es obligada) y Rusia puntúa alto en el compromiso utilitario (además de ser particularistas, es decir, deben priorizar las relaciones particulares elegidas voluntariamente, como los amigos).
En sociedades individualistas todo el mundo debe ser tratado por igual (universalismo). P. ej, dar un trato preferente a un cliente por encima de otros se considera un mal método comercial. En sociedades colectivistas ocurre lo contrario. Para una mente colectivista sólo las personas físicas son dignas de confianza.

Modelo de Inglehart

Inglehart ha analizado el cambio cultural. Plantea que las sociedades industriales avanzadas se caracterizan por el predominio de valores postmaterialistas frente a valores materialistas. Los valores postmaterialistas están representados por ítems como desear el bienestar subjetivo, no dar importancia al trabajo duro, valorar la tolerancia social y confiar en la gente, y los materialistas están caracterizados por el rechazo a los grupos diferentes, el respeto a los padres, la importancia del trabajo, y creer que las mujeres deben tener niños para realizarse.
El contexto social está vinculado al nivel de desarrollo socioeconómico y al bienestar social de las sociedades postmodernas. Hay un efecto de conjunto dentro de cada sociedad, de manera que las personas de mayor edad comparten en mayor medida valores materialistas que los jóvenes. Las viejas generaciones han vivido en su juventud la pobreza y las guerras, y las generaciones jóvenes han crecido en sociedades prósperas económicamente y estables.

Convergencia de los valores de Hofstede, Schwartz, Fiske y Trompenaar

Las correlaciones que se obtienen a partir de las puntuaciones medias por país como unidad de análisis muestran que las puntuaciones del individualismo de Hofstede tienen a converger positivamente con los valores de Trompenaars y Schwartz.

Convergencia entre Hofstede y Schwartz
El individualismo de Hofstede se asocia a la autonomía intelectual y afectiva y al compromiso igualitario de Schwartz. Estas dimensiones contemplan un conjunto de rasgos del individualismo instrumental y expresivo: contienen ítems que se refieren a desear una vida placentera y a valorar la creatividad, la igualdad, la libertad y la responsabilidad. En el polo opuesto está el colectivismo, el predominio del grupo sobre la persona.
El compromiso igualitario implica una baja distancia jerárquica, los indicadores de individualismo se relacionan negativamente con los de jerarquía. El individualismo de Hofstede también se vincula negativamente a los valores de conservación de Schwartz, es decir, el colectivismo laboral se asocia a valores de orden y seguridad, tradicionalismo, auto-disciplina e importancia de las relaciones públicas.

Convergencia entre Hofstede y Trompenaars
La autonomía personal en el trabajo de Hofstede se asocia con el predominio de la meritocracia y de las normas universalistas en el estudio de Trompenaars. Pero el particularismo puede reflejar distintos tipos de colectivismo, p. ej, los chinos son particularistas porque priman la lealtad familiar, mientras que en Rusia son particularistas pero eligen respecto a quién lo son. En las culturas individualistas priman las relaciones formales con criterios de trato universal.
El individualismo de Hofstede también se asocia al compromiso igualitarista de Trompenaars. El colectivismo en el trabajo de Hofstede se asocia al estatus adscrito, a las relaciones particularistas, a la responsabilidad compartida y a una relación de lealtad a largo plazo con los endogrupos.

Otras Dimensiones Culturales Relevantes

Edward T. Hall dice que comunicarse no significa lo mismo para todas las culturas. Popularizó la idea de que en cada contexto cultural existe una forma particular de estructurar la distancia física y el tiempo.

Contexto Alto versus Bajo y Estilo de Comunicación Directo e Indirecto
  • Culturas de alto contexto: la mayor parte de la información está en el contexto físico o en la persona, hay muy poco contenido en la parte explícita verbal del mensaje.
  • Culturas de bajo contexto: la mayor parte de la información es explícita y verbal.
Los estilos directo e indirecto está relacionados con cómo hacemos las preguntas o nos dirigimos al otro. P. ej, los filipinos veían a los norteamericanos como rudos y sin tacto. En los países asiáticos se usa poco el “no”, y el “sí” puede significar “no” o “tal vez”.

Noción de Tiempo
  • Tiempo policrónico: significa hacer varias cosas a la vez manteniendo los compromisos. Ej: los vendedores atienden a varias personas a la vez.
  • Tiempo monocrónico: consiste en hacer una cosa tras otra. La puntualidad es norma. Ej: en las paradas de autobús se sigue un orden de llegada.
Alto versus Bajo Contacto
Esta dimensión se encuentra en la obra de Hall:
  • Culturas de alto contacto: poca distancia entre las personas y elevado contacto físico. Ej: característico de mediterráneos, latinos y árabes, aunque con algunas diferencias de matiz.
  • Culturas de bajo contacto: alta distancia y poco contacto físico. Culturas con estas características son las individualistas: anglosajones, europeos del norte y centro. Y las de bajo contacto colectivistas China, Japón y Tailandia.
Factores Predictores de Variabilidad Cultural

Las dimensiones culturales expuestas están asociadas a variables ecológicas, económicas y sociodemográficas y a indicadores macrosociales.

Variables Ecológicas: Clima y Latitud

Son los indicadores que definen la estructura geográfica y climática de los países. Destaca la latitud. En un estudio, cuando se comparaban dentro de cada país las personas del norte con las del sur, el clima cálido se relacionaba con una mayor emoción. En otro, los países con climas fríos y moderados tienen a ser culturas individualistas, mientras que los países con climas cálidos tienden a ser colectivistas.
No se debe deducir que el clima sea un factor explicativo de las diferencias emocionales. Los factores socioeconómicos y culturales eran predoctores más importantes de las experiencias emocionales hedónicas que el clima, y los efectos del clima desaparecen cuando se controlan otros factores socioeconómicos y culturales.

Variables Socioeconómicas

El Índice de Desarrollo Humano (IDH) combinar 3 componentes básicos: longevidad, educación y nivel de vida. El IDH es la mejor medida de desarrollo. Hofstede y Triandis postulan qué factores causales del individualismo han sido el desarrollo socioeconómico, la baja densidad de la población, la urbanización, las migraciones y el cambio de familia extensa a familia nuclear. Estos cambios han aumentado las posibilidades de elección de las personas y los recursos, y han promovido la autonomía personal respecto a los grupos descritos como la familia. Inglehart también sugiere que el desarrollo socioeconómico incrementa el bienestar y los valores postmaterialistas y promueve valores autoexpresivos. El individualismo está vinculado históricamente a la tradición democrática republicana, de respeto a los derechos humanos y al protestantismo.
Con respecto a la influencia del desarrollo económico en la experiencia subjetiva de las emociones, dos estudios muestran que los ingresos económicos altos se relacionaban con el bienestar subjetivo o la experiencia emocional placentera cuando se controlan otros factores socioculturales. Sin embargo, el efecto del IDH no es tan consistente. Se relaciona con el bienestar subjetivo, pero no con el equilibrio de afectos, el efecto más consistente es del individualismo sobre las experiencias emocionales.
El desarrollo socioeconómico se asocia a mayores valores individualistas, y el bienestar refuerza el individualismo cultural y los valores postmaterialistas. Esto supone un declive de la ética protestante del trabajo y del individualismo utilitarista, que ceden ante un individualismo expresivo en aumento. Estos valores de la ética protestante son ahora más comunes en las sociedades colectivistas y jerárquicas.
Las actitudes competitivas y de logro no se relacionan con el individualismo cultural. Una revisión reciente ha encontrado que la competición y el logro son más comunes en sociedades jerárquicas y de menor desarrollo socioeconómico. Nuestros estudios encuentran que las actitudes competitivas de Triandis están más presentes entre inmigrantes extranjeros que en españoles, y son especialmente altas entre los inmigrantes ecuatorianos en España.
Las sociedades con menor desarrollo económico, menor educación, menor esperanza de vida, menos urbanizadas y con grandes diferencias sociales entre ricos y pobres, comparten valores más jerárquicos y autoritarios que justifican las diferencias de estatus.
La feminidad–masculinidad cultural y la evitación de la incertidumbre no están relacionadas con el nivel de desarrollo económico del país o con la latitud geográfica. La feminidad cultural es independiente de la latitud: hay culturas femeninas en países con climas cálidos, moderados y fríos.

Indicador Macrosocial: la Religión

Durkheim dice que la religión trata de las cosas que sobrepasan los límites de nuestro conocimiento. Es una institución social que incluye creencias y prácticas basadas en una concepción de lo sagrado, manteniendo el control y la cohesión social. La religión es un producto de diversos grupos humanos, y sus características están ligadas a las de la cultura donde florece. De aquí la dificultad de hallar una definición universalmente válida.
Clasificar las religiones significa enumerar sus formas objetivas. Pueden dividirse en religiones de la naturaleza y el espíritu, naturales y positivas, y fundadas y reveladas. Hay 3 divisiones: las grandes religiones monoteístas del Mediterráneo (judaísmo, cristianismo, islamismo), las grande religiones orientales, que constituyen sistemas filosófico-morales sobre la base de una religiosidad primitiva (budismo, brahmanismo, confucionismo,taoísmo) y las doctrinas religiosas nacidas de la reforma promovida por Lucero, el protestantismo, cuyas ramas son el luteranismo, el calvinismo el presbiterianismo y el anglicanismo.
América Latina es predominantemente cristiana y católica, frente al 575 de Europa, un 87% de los creyentes de la región son católicos. En Asia las religiones más profesadas son el budismo, islamismo e hinduismo. En el norte de África el islamismo, y en Oceanía el protestantismo.
Triandis plantea que para los colectivistas la religión toma forma de adoración grupal, la salvación personal está unida a lo que les sucede a los parientes. Los individualistas perciben las creencias religiosas y la salvación como personales, no necesitan unirse a los demás y no requieren ningún intermediario como la Iglesia. El protestantismo luterano está vinculado al surgimiento del capitalismo y la sociedad modernas. Ahora los valores individualistas están más presentes en las sociedades que tienen un origen predominantemente protestante. Pero los valores de logro y competición son menos compartidos por las culturas individualistas e igualitarias.
Las relaciones ente el predominio del Islam y la existencia de unos valores más jerárquicos y colectivistas, que se explicarían por una organización social teocrática basada en la creencia en la obediencia a Dios, no se sustentan con los datos disponibles en el nivel colectivo. Puede explicarse por la gran variabilidad cultural entre las regiones del mundo de origen islámico desde el punto de vista histórico.

Matizaciones sobre el Análisis de la Cultura

Dentro de la misma nación pueden coexistir diferentes culturas, p. ej la cultura gitana en España. La cultura tampoco se puede atribuir a una homogeneidad o componente racial, ya que existe mayor variabilidad genética dentro de los grupos que entre ellos, y la base genética del concepto de raza se ha ido abandonando desde mediados del s. XX.
Otro aspecto relacionado con la cultura que hay que evitar es el del fundamentalismo cultural, la cultura no es una entidad inmutable e inconmensurable. No es un ente estable y equilibrado, es un sistema en tensión, dentro del que coexisten normas contradictorias. Otro riesgo es el antropomorfismo, concebir a las sociedades como personajes y a la historia como los hechos biográficos de los individuos. La cultura de una nación no es una personalidad, no es un “carácter nacional”.
Además ha de realizarse una comparación cultural que integre aspectos emic y etic. Estos términos distinguen entre aspectos que son específicos de cada cultura (emic) y los que son comunes a todas ellas (etic). Las propuestas emic y etic, además de sugerir que la conducta humana deber ser considerada en relación son tu entorno, exigen que se le preste atención a la posibilidad de que un constructo pueda variar en su significado, estructura y medición para diferentes culturas.
Triandis propuso la siguiente estrategia para construir instrumentos culturalmente válidos:
  1. desarrollar los instrumentos emic en diferentes culturas,
  2. poner a prueba en cada cultura una combinación del instrumento emic correspondiente junto con ítems potencialmente etic de otras culturas y 
  3. buscar la estructura universal compartida por las diferentes culturas.
La comparación entre las culturas implica unos requisitos previos:
  • El establecimiento de la equivalencia lingüística de los instrumentos
  • Garantías de que el significado conceptual es el miso
  • La misma unidad métrica y origen escalar de las escalas empleadas
  • Una distribución idéntica de respuesta, de forma que un valor en la escala ha de corresponder al mismo grado o intensidad del constructo.
¿Cuál es el origen de la cultura?
La capacidad para la cultura tiene su origen en la evolución biológica. La cultura moldea esas capacidades para que adopten expresiones concretas. Aquí reside uno de los aspectos más interesantes del fenómeno cultural: la combinación de universalidad y diversidad.
La cultura no sería posible sin las capacidades psicológicas que los humanos y otras especies tenemos, como la imitación y la comunicación. Pero hacen falta también mecanismos que elaboren y seleccionen los contenidos (creencias, normas…) y que permitan difundirlos entre los miembros de una sociedad y transmitirlos de generación en generación. Estos mecanismos tienen que ver con la cognición social, la motivación social y la interacción social.
Estos mecanismos que hacen posible la cultura han evolucionado debido a los beneficios que reportaban a los individuos de cara a su supervivencia y reproducción a través de la actividad grupal coordinada. Sería de esperar que existieran elementos universales comunes a todas las culturas. P. ej, hay autores que defienden que muchas normas morales como las que regulan la reciprocidad, el cuidado de los demás, la obediencias o la solidaridad grupal pueden ser consecuencia de mecanismos que evolucionaron para resolver problemas adaptativos concretos generados por la vida en grupo. Estos elementos universales pueden rastrearse incluso en la religión. Hay aspectos que casi todas comparten: creencias en agentes sobrenaturales, que suelen exigir sacrificios costosos y que controlan lo que nos produce ansiedad existencial (como la muerte). La religión sería la coordinación de estos elementos de forma ritualizada, de forma que las creencias y los rituales serían manifestaciones del “paisaje evolucionista” que moldeó las tendencias cognitivas y motivacionales individuales.
Las creencias, valores, normas y demás componentes específicos de cualquier cultura son compartidos por sus miembros. Es necesario un proceso de comunicación. Y esa comunicación es selectiva, tanto por parte del emisor como del receptor. Los psicólogos sociales evolucionistas que estudian la comunicación selectiva de creencias han encontrado que lo que la gente transmite y comparte con otros refleja muichas veces mecanismos adaptativos, ej: la preocupación por ser acpetados influye en lo que decimos y en lo que callamos, y estas cosas son las que se convierten en cultura popular.
La diversidad cultural eclipsa la presencia de universales y lleva a pensar en la existencia de fenómenos independientes cuando en realidad se trata de uno solo bajo diferentes formas. Ej: la búsqueda la autoestima positiva. Según estos estudios, las personas estamos motivadas para buscar una visión positiva de nosotros mismos, para lo que recurrimos a diferentes estrategias como la autopromoción, aireando nuestros logros y ocultando nuestros fallos. Es un resultado contrastado en EEUU y en otros países occidentales, y se consideró que era generalizable. Pero los estudios de ese fenómeno en otras regiones del planeta no tuvieron los mismos resultados, lo que llevó a pensar que la búsqueda de autoestima positiva es una motivación característica de las culturas individualistas, pero en las colectivas como Japón lo que predomina es la búsqueda del perfeccionamiento personal. De ahí que para un estadounidense sea más estimulante que le elogien por sus éxitos y para un japonés que le critiquen los fallos.
También es posible encontrar una motivación universal que engloba la búsqueda de autoestima y la de autoperfeccionamiento. Sería una tendencia básica a “ser un buen miembro dentro de su cultura”, como individuo (en el caso de los individualistas) o como integrante de un grupo (si se es colectivista).
Por tanto, ni la existencia de mecanismos psicológicos universales excluye la posibilidad de que esas adaptaciones se expresen de forma diferente en distintas poblaciones, ni a la inversa. El cerebro ha evolucionado para adaptarse al ambiente, y para funcionar en grupos sociales respondiendo a otras mentes presentes en ese medio concreto. Por otra parte, la cultura es la responsable de que la evolución de nuestro cerebro se haya disparado desde la aparición de nuestra especie al permitir que los cambios se difundan y se estabilicen a una velocidad mayor de lo que sería posible a través de la transmisión genética.

Una Visión Alternativa sobre el Individualismo-Colectivismo

Los constructos individualista y colectivista y la masculinidad y feminidad cultural. También pueden ser abordados desde el plano individual. Hui postula que el individualismo y colectivismo coexisten también como una tendencia individual. La masculinidad-feminidad también se puede estudiar desde una perspectiva personal. Esta distinción entre las perspectivas cultural y psicológica debe tenerse en cuenta para no intentar equiparar el plano individual con el colectivo, el hecho de que una persona pertenezca a una cultura colectivista no la califica automáticamente como expresiva e interdependiente.

Individualismo-Colectivismo, Actitudes y Autoconceptos

Según Triandis, los rasgos del individualismo personal son la competición, el desapego emocional y la distancia hacia los endogrupos. Las conductas están reguladas por las actitudes personales, por cálculos de coste-beneficio y por la aceptación de la confrontación. Además los objetivos personales tienen primacía sobre los grupales.
El autoconcepto y el estilo de interacción social serán independientes. Las personas que muestran un autoconcepto independiente se caracterizan por ser autónomas y por la búsqueda de recompensas individuales. Así, se socializa a las personas en la autosuficiencia y en la independencia. Su estatus y los roles que desempeñan están definidos por sus logros. Su interacción con los demás se basa en principios universales y racionales en sus respectivos grupos. Las personas deben desarrollar buenas capacidades de interacción social, ya que tienen relaciones con muchos y variados grupos. La soledad, la depresión, un menor apoyo social un mayor estrés y mayores tasas de divorcio serían los costes del individualismo.
Los atributos del colectivismo personal son la integridad familiar y la solidaridad. La conducta está regulada por las norma, se valora la armonía y la jerarquía del endogrupo, los endogrupos se perciben como más homogéneos y se actúa de forma diferente ante personas pertenecientes al endo y al exogrupo. El autoconcepto será interdependiente, racional, flexible y variable. Las consecuencias de estas actitudes serán la socialización de las personas en la obediencia y el deber, se valorará el sacrificio por el endogrupo, se focalizará el pensamiento en lo que es común a los miembros del grupo, la conducta reflejará la jerarquía, la orientación personal será la de mantener la apariencia y dar apoyo social. Una mayor corrupción, dificultades para el crecimiento económico y el tradicionalismo serán los costes del colectivismo.
La evidencia empírica es mixta y obliga a matizar muchas de estas afirmaciones. Las personas socializadas en culturas colectivistas comparten más intensamente atributos independientes, mientras que los individualistas serían menos dependientes del grupo pero más relacionales. Kagitçibasi propone una combinación de las orientaciones autónoma y relacional: la coexistencia. Este modelo implica interdependencia a lo largo de la dimensión material y dependencia en lo emocional. Morales postula que aunque el individualismo y la interdependencia se han mostrado históricamente como dos constructos diametralmente opuestos, ambos pueden ser compatibles.
Las naciones individualistas de Norteamérica puntúan más alto que los países asiáticos colectivistas en el constructo de independencia. Pero en la investigación de Matsumoto se ha encontrado que los canadienses puntúan más alto que los japoneses en independencia, y también se ha hallado que los japoneses puntuaban más alto que los estadounidenses en independencia.
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