Intervención Psicológica en la Rehabilitación de Lesiones Deportivas

Compartir:
Evaluación psicológica post-lesión

Se han de evaluar los aspectos siguientes:
  • La lesión y su alcance
  • El impacto emocional de la lesión y sus secuelas
  • El dolor
  • Variables relevantes en el proceso de rehabilitación
  • Variables deportivas durante el período de la lesión
  • La tendencia a la evitación o escape
Evaluación de la lesión y su alcance

Es función del médico evaluar la gravedad y consecuencias; pero el psicólogo ha de disponer de esa información en dos áreas específicas:
  • Conocimiento sobre la descripción, pronóstico, terapia de la lesión y su interacción en el funcionamiento normal del deportista
    • El tipo de lesión, su comprensión biofísica
    • La existencia de dolor, localización, intensidad, actividades que va a determinar, y si precisará farmacoterapia para su eliminación o alivio
    • Modo y grado en que la lesión interferirá su actividad normal, si interrumpirá la actividad deportiva, por cuanto tiempo y sus posibles limitaciones
    • Medidas terapéuticas inmediatas a tomar (hospitalización, cirugía, etc.), tiempo, riesgos, etc.
    • Repercusión de estas medidas terapéuticas en su funcionamiento normal (dificultad para dormir, deambular, grado de invalidez, etc.)
    • En que momento se sabrá el alcance definitivo de la lesión, pronóstico, grado de recuperación y rendimiento final una vez finalizada la rehabilitación.
  • Conocimiento sobre la repercusión de la lesión en el funcionamiento deportivo
    • Rendimiento antes de la lesión (mayor, menor, igual a lo esperado), trayectoria de rendimiento en los últimos meses, presiones a las que estuvo sometido (familiares, profesionales, etc.)
    • Pérdidas deportivas que puede suponer la lesión (pérdida de rol en su equipo, de competiciones importantes), necesidad de cambiar objetivos para la temporada, repercusiones sobre su contrato
    • Ganancias que puede aportar la lesión (evitación o escape de situaciones o competiciones estresantes, término de una temporada especialmente mala, posibilidad de cambio a otro estilo de vida apetecido...)
    • Posibilidad de aprovechar el tiempo de inactividad para mejorar otros aspectos relacionados con la práctica deportiva
Evaluación del impacto emocional de la lesión y las consecuencias de ésta

Para evaluar el estado emocional se pueden utilizar los cuestionarios SCL-90 de Derogatis (especialmente las escalas de ansiedad, depresión, hostilidad y estrés) o el MMPI (útil para detectar los deportistas somatizadores y los de aflicción reconocida). Debido a su extensión, y a su baja sensibilidad para detectar fluctuaciones emocionales transitorias sólo es recomendable utilizarlos en seleccionadas ocasiones (al principio y final de todo el proceso); pero como es necesario hacer estas evaluaciones con mayor asiduidad, se recomienda el uso del Profile Mood State (POMS), las escalas de Ansiedad y Depresión de Leeds, las Escalas Análogas Visuales de Tyrer o el Listado de Síntomas de Lubin.

El POMS es muy sensible a las variaciones emocionales, tiene seis dimensiones: tensión-ansiedad, depresión-abatimiento, enfado-hostilidad, vigor-actividad, fatiga-inercia y confusión-desconcierto. Un estado emocional positivo vendría indicado por un perfil con valores altos en la dimensión vigor-actividad y bajos en todos los demás (indica, según el momento en que se administre, control del impacto negativo tras la lesión, adhesión al tratamiento durante la rehabilitación, mentalmente preparado para la inminente reaparición). Perfiles con puntuaciones altas en todas o algunas de las escalas excepto la de vigor-actividad, sugieren reacciones emocionales adversas.

Las otras escalas (Leeds, Tyler, Lubin) prácticamente no han sido utilizadas dentro de este ámbito de actuación, no obstante son recomendables por su alta sensibilidad a las variaciones emocionales y rapidez de aplicación (en la misma línea que el POMS). También son muy útiles las escalas termométricas, en las que el deportista ha de situar en una escala (0-10) la presencia e intensidad de determinadas emociones.

La posible reticencia de los deportistas a la utilización de los instrumentos de evaluación psicológica, puede eliminarse estableciendo una relación de confianza, informando y explicando la utilidad de cada uno de ellos y reduciendo los temores ante la trascendencia de sus respuestas.

Mediante la entrevista podremos conocer posibles cogniciones personales que pueden afectar al proceso (también se utilizarán autorregistros) para intervenir más directamente sobre ellos con las técnicas conductuales y/o cognitivas adecuadas.

Evaluación del dolor

Es necesario, para todos los profesionales que intervienen en la rehabilitación, conocer lo más exactamente posible las características del dolor que pueda presentar (localización, modalidad, intensidad). Para ello es especialmente útil un dibujo del cuerpo humano de frente y espalda en el que el deportista indica mediante puntos y signos (o colores) su exacta localización, modalidad (pinchazo, hormigueo, escozor, etc) e intensidad (numérica en escala de 0-10 ó 0-20).

La distribución de los puntos dolorosos puede informarnos sobre el grado de ajuste emocional del deportista. Según Heil, una estimación excesiva de puntos (mayor de lo que cabría esperar por la gravedad de la lesión), una distribución inusual de puntos, localizaciones inapropiadas (fuera del cuerpo), comentarios añadidos o inclusión de otros símbolos, sugieren un desajuste emocional y una somatización que podrían interferir en el proceso rehabilitador (siempre y cuando, tras análisis médico, estos elementos no sean causa de problemas fisiológicos no advertidos en un primer momento).

Es útil para evaluar la intensidad los Termómetros del dolor y las Escalas Visuales Análogas. En el primero ha de indicar un valor numérico entero del rango que se le indica; y en el segundo marcar un punto de la recta horizontal que une los extremos de la escala (ausencia de dolor-máximo dolor posible), el valor numérico se obtiene midiendo el tramo de línea que va desde el extremo de ausencia hasta el punto indicado. También se puede utilizar la observación directa, evaluando la conducta verbal y motora, así como quejas etc.

También se considerarán los antecedentes, aquellos estímulos ante los cuales el dolor es máximo o mínimo, cuales le ayudan a controlar mejor el dolor. Por otro lado, las consecuencias de ese dolor, las negativas: si le impide dormir, interferencia en su funcionamiento normal, y las positivas: evitación de estrés, mayor atención de los demás, refuerzo de conductas no deseadas, etc.

También son útiles los autorregistros, en los que el deportista puede indicar localización del dolor, intensidad, antecedentes, consecuencias, y si se modifica esa sensación dolorosa.

Evaluación de variables relevantes en el proceso de rehabilitación

Se evaluarán las variables siguientes:

Adherencia a las tareas de rehabilitación. Tiene tres componentes:
  • Asistencia a las sesiones
  • Cumplimiento de las tareas prescritas
  • Realización del esfuerzo físico requerido en cada una de las tareas

La evaluación de la asistencia y el cumplimiento de tareas, se puede realizar mediante medidas objetivas; para evaluar el esfuerzo físico, o se utiliza un dinamómetro computerizado (isocinético) o alguna escala subjetiva (registro y autorregistro de puntuación en una escala 1-5) a la que se puede añadir medidas de emoción y dolor.

También se evaluarán variables psicológicas (entrevista y escalas) de los objetivos deportivos que tenga, confianza en alcanzarlos en su situación actual, motivación, etc. Si el deportista relata objetivos ambiciosos y si tiene una buena motivación, la adherencia a la rehabilitación será buena, no obstante puede existir el peligro de que el deportista pretenda obtenerlos en un plazo de tiempo inferior al posible o deseable, y aparezca enfado o desánimo; objetivos ambiciosos junto a una baja motivación, puede producir estrés que afectaría seriamente al proceso rehabilitador (habría que modificar objetivos y fortalecer la autoconfianza). Si no hay objetivos, habrá baja motivación y baja adherencia al tratamiento.

Una variable importante es la confianza en el tratamiento rehabilitador, que será necesario evaluar (escala 0-10) por si se precisa intervención en esa dirección.

Rendimiento del deportista en las tareas de rehabilitación. El rendimiento aumentará la percepción de autocontrol sobre la tarea, el éxito que incrementará la motivación incidiendo positivamente sobre la adherencia. Esta evaluación de rendimiento se puede efectuar primero observando la conducta de esfuerzo, para luego pasar a medidas objetivas (grado de estiramiento de la pierna, nº de elevaciones con peso de 20 Kg), siempre en referencia al nivel esperado según gravedad y estadio del proceso rehabilitador. El conocimiento de estos datos de rendimiento, permite que aumente la percepción de dominio, motivación y autoconfianza que finalmente redundarán en beneficio de la adherencia al tratamiento.

Progreso terapéutico, para determinar si la evolución es la correcta o no. En caso de que el progreso no sea el adecuado, por retrocesos o avance lento, los autorregistros nos permitirán determinar las circunstancias que los han producido o propiciado (en lugar de intuirlos). La falta de progreso es decepcionante para el deportista, pero este efecto puede reducirse con la utilización de medidas de progreso y rendimiento, a la vez que le permiten aumentar su percepción de control

Variables deportivas durante el período de la lesión. La inactividad es una fuente de estrés, es preciso reducirla, y además aumentar la autoconfianza. Se tratará que el deportista esté los más activo posible mientras dure la rehabilitación para que se mantenga alta la motivación. En este sentido, es necesario determinar las actividades que puede realizar (teniendo en cuenta su limitaciones) y la adherencia y progreso en las tareas deportivas que se le hayan asignado.

Tendencia a la evitación o escape. Se pueden tomar como disposiciones favorables hacia la evitación o escape, las situaciones siguientes:
  • Estados emocionales excesivamente positivos (al conocer la gravedad de la lesión, p.ej.)
  • Somatización, especialmente si la reaparición está muy próxima
  • Actitud excesivamente pesimista respecto a la recuperación (a veces negando o cuestionando evidencias)
  • Actitud negativa hacia las tareas rehabilitadoras y baja adherencia al tratamiento (baja disposición para recuperarse)
  • Atención excesiva por parte de los demás (sobre todo en deportistas que habitualmente no destacan)
Intervención psicológica post-lesión

Se centrará en los objetivos generales siguientes:
  • Control de las respuestas emocionales asociadas a la lesión
  • Desarrollo de motivación y autoconfianza respecto al programa de rehabilitación
  • Optimización del rendimiento en las tareas de rehabilitación
  • Optimización del tiempo de inactividad
  • Preparación para la reaparición
  • Intervención específica con los deportistas que evitan la recuperación
  • Intervención con deportistas que deben competir lesionados
  • Intervención específica con deportistas que deben retirarse a consecuencia de la lesión
Control de respuestas emocionales asociadas a la lesión

  • Conseguir que acepte la realidad de la situación. Se puede utilizar intervención cognitiva para reevaluar, reforzar o modificar
  • Control de expectativas sobre alcance y duración de la lesión, ritmo de recuperación (una tendencia optimista y realista es positiva)
  • Lograr apoyo social de familia, equipo rehabilitador. Cuidar que no existan efectos negativos (exceso de atención, exceso de apoyo...)
  • Preparar al deportista para la hospitalización y la cirugía: información, entrenamiento en relajación, inoculación de estrés, reestructuración cognitiva, etc.
  • Platearle la recuperación como un nuevo reto, percepción de dominio en lugar de indefensión
  • Elaborar un plan realista para conseguir el mayor aprovechamiento del tiempo que dure la lesión. Además de las propias de la rehabilitación, otras relacionadas con su actividad deportiva o ajenas al deporte. No sobrecargarlo de tareas, sino evitar la inactividad, y el surgimiento pensamientos difuncionales y posteriores estados emocionales negativos.
  • Contribuir a que aumente su percepción de control sobre el tratamiento. Conocer y participar en la decisiones sobre la terapia, anticipar dificultades, prever soluciones.
  • Adaptación lo más rápidamente posible a su nueva vida. Aceptación de la realidad, solución de problemas reales inmediatos...
  • Adquisición de habilidades de afrontamiento que le ayuden a controlar sus respuestas emocionales adversas. Relajación, autoinstrucciones, detención del pensamiento, reevaluación de la gravedad de la situación.
  • En casos de reacciones emocionales muy pronunciadas, terapias apropiadas.
Desarrollo de la motivación y autoconfianza con respecto al programa de rehabilitación

  • Ampliar sus conocimientos en lo relativo a su lesión y tratamiento
  • Conocimiento de los costes y beneficios a corto y medio/largo plazo del trabajo que tienen que realizar.
  • Plantear objetivos apropiados, desafiantes pero realistas. Se establece primero como objetivo final la completa recuperación, y cuando la rehabilitación sea de larga duración, se establecen objetivos intermedios (planteamiento por parte del médico y del fisio, el psicólogo sugiere y asesora). También es interesante marcar objetivos inmediatos en cada sesión de rehabilitación, producen una mayor motivación en el trabajo diario y aumentan la autoconfianza. Los objetivos se pueden dividir en objetivos de resultado (estirar la pierna 90º) y objetivos de realización (acudir a las sesiones, hacer diez flexiones); los objetivos de resultado se plantean para motivar al deportista hacia una meta de progreso, fortaleciendo su confianza mediante el éxito en su consecución, los de realización se plantean como previos a los de resultado, especialmente cuando es difícil marcar objetivos de resultado cercanos en el tiempo, o cuando deban aprender una técnica específica, o cuando la adherencia o autoconfianza sean bajas.
  • Elaborar planes de trabajo para alcanzar los objetivos marcados. Es función, sobre todo del médico y fisioterapeuta, asesorados por el psicólogo. Es conveniente elaborar el plan completo, que contemple todos los períodos de la rehabilitación, para sobre este construir otro más preciso y más cercano en el tiempo indicando los planes diarios de cada sesión de trabajo. El conocimiento de estos planes potencia la percepción de control sobre el proceso de recuperación
  • Anticipar posibles dificultades y prever soluciones para ellas. Permite aumentar el grado de percepción de control sobre el proceso rehabilitador y reducir el impacto estresante en el caso de que tales problemas se presenten.
  • Analizar las recaídas y replantear objetivos y planes. Ante la aparición de problemas puede ser necesario este replanteamiento, y probablemente necesaria una intervención cognitiva para sustituir estilos de análisis rígido por otros más flexibles. En cualquier caso, el deportista no puede quedarse sin objetivos; si los previos han de ser modificados y mientras no se establece el nuevo, se marcarán otros para ese tiempo de espera (descansar la zona afectada hasta que establezcamos un nuevo objetivo la semana que viene, etc.) para que la motivación y la percepción de control no disminuyan.
  • Propiciar el autocontrol de la rehabilitación. Mediante la implicación del deportista en la toma de decisiones sobre el proceso rehabilitador y cumplimentando hojas de control (columnas: objetivo, fecha aprox. de consecución, plan a seguir, posibles dificultados, posibles soluciones).
  • Proporcionar feedback de la realización y progreso terapéutico.
  • Utilizar la técnica del modelado. Utilizar como modelo deportistas de renombre que hayan sufrido una lesión similar (aumenta la motivación y confianza en el plan rehabilitador), sobre todo cuando el progreso es lento. Si la autoconfianza y la autoestima es muy baja, presentar un modelo de mucho éxito puede ser contraproducente, en el sentido de que pueda hacer una comparación perjudicial (en estos casos es mejor presentar primero un modelo más cercano al deportista).
En general, la actitud positiva debe ser consecuencia de una buena motivación y autoconfianza, y estas últimas son las que permiten autodiálogos internos y comentarios optimistas útiles. Pero la autodiálogo y los comentarios optimistas per se no producirán motivación ni autoconfianza.

Optimización del rendimiento en las tareas de rehabilitación

Estrategias para mejorar la comunicación. Es conveniente que el personal sanitario sepa escuchar, favoreciendo que el deportista exprese sus emociones y sensaciones, y se deben tener las habilidades siguientes:
  • Establecer contacto visual no intimidatorio
  • Realizar conductas no verbales para que el deportista sepa que se le está entendiendo (asentir con la cabeza...)
  • Utilizar movimientos para enfatizar que se entiende al deportista (mov. de manos, cabeza, etc.)
  • Emitir sonidos, monosílabos o palabras que apoyen la comunicación no verbal (ya ya, si, ahh...) sobre todo cuando el deportista está de espaldas a su interlocutor
  • Respetar los silencios cuando el deportista está expresando algo importante para él
  • Resumir y devolver al deportista la información recibida (de vez en cuando) sin rebatirla ni aliviar su impacto.
  • Esperar por el turno para hablar, no tratar de interrumpirle mientras está hablando
Otras habilidades verbales y no verbales muy útiles son:
  • Establecer contacto visual con el deportista, sobre todo cuando la información sea importante.
  • Expresarse del modo más sencillo, claro y preciso posible, evitar rodeos.
  • Utilizar correctamente los componentes paraverbales de la comunicación
  • Acompañar los mensajes verbales de gestos apropiados
  • En lo posibles completar la información verbal con gráficos, dibujos o señalando directamente.
Biofeedback. Se puede utilizar para los fines:
  • Reducir el nivel de tensión muscular general o específico de la zona lesionada
  • Aumentar, en su caso la tensión muscular en la zona de la lesión
  • Contribuir a la reeducación neuromuscular o motriz
  • Propiciar el funcionamiento independiente de grupos musculares que habitualmente funcionan a la vez, pero que a consecuencia de la lesión deben entrenarse de forma diferente
  • Ayudar a la ejecución apropiada del trabajo a realizar (regulando su propio esfuerzo)
Relajación. Sirve para controlar algunas manifestaciones de estrés, ayudar en la técnica de feedback, favorecer la circulación sanguínea en la zona relajada (que se asocia con una mejor recuperación), e indirectamente facilitando la práctica en imaginación. La intensidad de la relajación dependerá de la situación concreta, podrá ser profunda en una práctica en imaginación, pero mucho más ligera entre ejercicio y ejercicio rehabilitador dentro de una misma sesión (cuando acaba una tanda de ejercicios, se relaja la zona y se prepara para la siguiente). Es necesario que el deportista esté entrenado en esta habilidad, y es especialmente importante que posea este dominio antes de sufrir la lesión; porque así podrá relajar selectivamente la zona lesionada sin necesidad de tensarla primero para aprender el método de Jacobson. Una alternativa útil es la relajación de Schultz, que puede se acompañada de inducciones hipnóticas; una versión apropiada de la técnica de Schultz y Jacobson es el Método de Bajo Coste Inicial (Bueno y Buceta) que simplifica el aprendizaje y aumenta la motivación inicial. Finalmente, antes de aplicar una técnica de relajación, es necesario saber previamente si es conveniente o no para el desarrollo de la recuperación, relajar esa zona lesionada.

Práctica en imaginación. Consiste en imaginar los procesos físicos y biológicos que realmente deben de producirse en la zona lesionada para que ésta se recupere (se basa en la suposición del control de la mente sobre los procesos orgánicos). Las imágenes que pueden evocarse son:
  • Relacionadas con la parte lesionada curándose
  • Relacionadas con el tratamiento de fisioterapia que está produciendo la recuperación
  • Relacionadas con la parte lesionada, totalmente curada y funcionando perfectamente
Estas imágenes pueden utilizarse en combinación con el proceso rehabilitador, utilizando las primeras en las sesiones cuando no se está realizando los ejercicios de rehabilitación, las segundas durante los ejercicios de fisioterapia y las terceras al final de las sesiones. Naturalmente, para que el deportista pueda hacer estos ejercicios de imaginación necesita conocer los procesos y elementos fisiológicos que intervienen (no hace falta una gran exactitud). Las sesiones de imaginación deben hacerse asiduamente, pero no han de ser excesivamente largas. Un total de veinte minutos, incluida la relajación, para la sesión total; cada escena de imaginación se mantendrá durante un máximo de un minuto, alternándose con períodos de descanso mental (relajado, centrando la atención sin esfuerzo en partes distintas de la lesión). Siguiendo este mismo procedimiento, se puede inducir en imaginación lo que sucederá en el interior de la parte afectada cuando se inicie ese ejercicio que se va a practicar.

Técnicas para el control de dolor. Ha de discriminar el tipo de dolor, el que indica que se ha de detener la actividad, y el propio del tratamiento rehabilitador que se ha de tolerar. Heil propone una serie de estrategias para ayudar a controlar el dolor que ha de soportarse. La Matriz Atencional del Dolor y Actividad, combina dos dimensiones atencionales: atención-distracción hacia el dolor y hacia la tarea rehabilitadora, surgiendo cuatro tipos de estrategias.
Atención al dolor Distracción del dolor
Atención a las tareas de rehabilitación Asociación del dolor al rendimiento y el éxito en la rehabilitación Atención externa centrada en las tareas de rehabilitación
Distracción de las tareas de rehabilitación Imaginación de procesos que controlan el dolor.
Transformación de la sensación de dolor
Atención a imágenes agradables
Atención a imágenes neutras
Actividad mental rítmica y monótona

Como ejemplos de circunstancias que pueden aconsejar una u otra estrategia para control del dolor:
Atención al dolor Distracción del dolor
Atención a las tareas de rehabilitación Cuando el deportista evita el dolor adoptando posturas incorrectas o haciendo mal los ejercicios
Cuando puede aumentar el rendimiento en las tareas de rehabilitación
Cuando lo permite el tipo de atención que se debe dirigir a la tarea
Durante los ejercicios de rehabilitación, cuando el deportista debe estar pendiente del feedback isocinético
Distracción de las tareas de rehabilitación En las pausas entre ejercicios o en ausencia de tareas de rehabilitación cuando no se pueda evitar percibir el dolor o se considere conveniente que no olvide las sensaciones de dolor
En las pausas entre ejercicios.
Por la noche, cuando intenta dormirse


Generalmente se han considerado también para controlar el dolor, las estrategias atencionales siguientes, y que pueden acoplarse a la matriz de Heil:
  • Dirigir la atención hacia estímulos externos
  • Atender a imágenes agradables
  • Atender a imágenes neutras
  • Realizar una actividad mental monótona
  • Imaginar procesos que controlan el dolor
  • Transformar el dolor en una sensación agradable
  • Asociar el dolor a la consecución de un importante reto personal
También es eficaz la Inoculación de estrés en la versión adaptada para el control del dolor. Cuando exista miedo al dolor, pueden aplicarse técnicas como la Desensibilización Sistemática, exposición programada y técnicas cognitivas.

Autoafirmaciones y autoinstrucciones. Pueden ayudar a superar momentos concretos de bajo estado de ánimo, motivación y también estrés situacional; sin embargo, si estos déficits son más o menos permanentes, habrá que utilizar otras estrategias. La simple repetición de las frases no es suficiente, se elegirán frases del propio repertorio del deportista, y de las que haya una convicción mínimamente estable. Las autoafirmaciones pueden emplearse para aliviar el estrés de algunas situaciones como el impacto emocional por la aparición de dolor. Las autoinstrucciones son también autoafirmaciones que contienen órdenes específicas. Estas técnicas han de ser convenientemente entrenadas en el deportista antes de ponerlas en práctica; se puede utilizar imaginación y role-playing.

Optimización del tiempo de inactividad

El psicólogo sugerirá al entrenador la conveniencia de plantear objetivos deportivos para los lesionados, han de ser incentivantes y percibidos como útiles para cuando se reincorporen. Es importante que este período de inactividad le sirva al deportista para aumentar ciertas habilidades psicológicas (establecimiento de objetivos personales, técnicas de control de estrés, técnicas cognitivas etc.) que le permitan un mejor afrontamiento en su vida deportiva, al margen de la lesión.

Preparación del deportista para la reaparición

La necesidad de adaptarse a esa nueva situación, las expectativas de rendimiento, la incertidumbre, las demandas deportivas inmediatas y el miedo a lesionarse de nuevo son elementos que pueden producir un alto nivel de estrés ante la inminente reaparición. La intervención psicológica en este caso se dirigirá a:
  • Planteamiento de objetivos progresivos para aumentar su motivación y autoconfianza. Se suelen establecer objetivos de resultado a largo, medio y corto plazo; es aconsejable marcar primero el objetivo a largo plazo, pasando luego a establecer los de plazo medio desde el más lejano al más cercano en el tiempo. Una vez hecho esto se establecen los objetivos de realización, comenzando por orden cronológico. En deportistas con poca autoconfianza o cierta incertidumbre con respecto a su rendimiento, se pueden establecer períodos de prueba, aplazando el establecimiento de objetivos de resultado
  • Control de expectativas de rendimiento. Se deberán utilizar técnicas dirigidas a modificar creencias que apoyan expectativas poco realistas (terapias cognitivas de Ellis y Beck)
  • Comprensión, aceptación y adaptación a nuevos roles. En muchas ocasiones, tras la lesión, ha de ocupar otros roles diferentes a los que antes realizaba. El deportista ha de saber lo que se espera de él, el período de tiempo que va a estar de suplente, y los planes reales que el entrenador y la dirección tienen para él. También deberá estar preparado para recibir las opiniones de los demás. Para aceptar el nuevo rol puede ser de utilidad la matriz de decisiones donde se combinan ventajas e inconvenientes de “aceptar el nuevo rol” y “no aceptar el nuevo rol”.
  • Elaboración y ensayo de planes de actuación. Para prevenir dificultades que pudieran aparecer, y avanzar posibles soluciones. Sobre todo antes de la primera competición tras la recuperación. Los planes se pueden ensayar en imaginación o en vivo. En general, esta estrategia no se debe utilizar inmediatamente antes de la competición, ya que la exposición podría aumentar la ansiedad (se pueden imaginar imágenes positivas)
  • Control de respuestas emocionales.
  • Control del dolor y tratamiento del miedo a lesionarse de nuevo. Se utilizarán las técnicas descritas en la fase de rehabilitación. Con respecto al miedo a una nueva lesión, si éste puede incrementar el nivel de ansiedad, se utilizarán técnicas específicas (DS, inoculación de estrés, etc.)
Intervención específica en deportistas que deban competir lesionados

La intervención psicológica se centrará en:
  • Ayudarle a comprender, aceptar y adaptarse a la competición con sus limitaciones. Es necesario que sepa que cosas puede hacer y cuales no. Se utilizarán técnicas cognitivas para modificar creencias que puedan interferir con la aceptación y adaptación.
  • Favorecer la adherencia a medidas de rehabilitación que le ayuden a realizar su actividad normal. Las técnicas son las mismas que para conseguir la adherencia a la rehabilitación. Hay que tener en cuenta que en este caso puede existir una sobrecarga de trabajo (la rehabilitación+competición), se ha de elaborar un programa de actividades razonable.
  • Tratar el miedo a competir lesionado. El temor a lesionarse de nuevo se podrá tratar con DS, exposición en vivo y reestructuración cognitiva (para eliminar el carácter amenazante); y detención del pensamiento, inoculación de estrés para enfrentarse a las situaciones estresantes.
  • Preparación para soportar el dolor en los entrenamientos y competiciones. Entrenamiento en discriminación de dolor y estrategias utilizadas para su control durante la rehabilitación.
  • Control de las expectativas previas de rendimiento y de autoevaluación en la competición. Como probablemente no podrá rendir como desearía, hay que ajustar sus expectativas a las posibilidades reales; es muy útil en este caso establecer objetivos realistas de realización para cada entrenamiento o competición
  • Prevenir las dificultades que puedan surgir en el entrenamiento y competición en relación con la lesión. Se evitarán las experiencias de dolor, los ataques de otros deportistas (se utilizarán técnicas de engaño del contrario), y se entrenará en la aplicación de técnicas de control del dolor para cuando éste surja.
  • Preparar las conductas previas a la competición. Seguir la cadena de rutinas habituales (estiramientos, calentamientos, etc.)
  • Controlar la atención del deportista durante el entrenamiento y la competición. Procurar que la lesión y sus consecuencias no le hagan perder la atención hacia aquellos estímulos deportivos relevantes para la competición.
  • Controlar los posibles excesos del deportista cuando se encuentra bien. Controlar su conducta impulsiva ante la ausencia de síntomas, reestructuración cognitiva para la modificación de actitudes negativas, y control de las conductas de riesgo.
  • Controlar el posible impacto de las expectativas y evaluaciones de los demás
  • Controlar el impacto emocional de la situación estresante por las evaluaciones anteriores.
Intervención específica en el deportista que evita la recuperación
  • Evaluación y tratamiento del estrés asociado con la actividad deportiva. Incluye la solución de problemas reales (deportivos y personales), cambio de comportamientos influyentes de personas significativas para el deportista, modificación de creencias disfuncionales, desarrollo de autoconfianza, de autoestima con independencia del éxito o fracaso y aprendizaje de habilidades de afrontamiento.
  • Incrementar la motivación por la actividad deportiva. Es preferible establecer objetivos no muy ambiciosos, y aconsejable marcar objetivos de realización. Hay que aumentar la motivación y reducir el estrés.
  • Si la falta de motivación no es consecuencia de un déficit de autoestima, sino por la propia actividad deportiva que ya no tiene incentivo, habrá que buscar otros objetivos interesantes para él.
  • Cuando el momento de la reaparición está cerca, hay que evaluar situaciones potencialmente estresantes. En estos casos es muy útil el ”período de prueba”.
  • La reaparición final no implica que se haya resuelto definitivamente su tendencia a la evitación o escape. Es probable que surjan nuevas lesiones o recaídas que le permitan el escape.
  • Cuando la evitación de la reaparición es empleada para atraer la atención de los demás, se han de aplicar las medidas siguientes: reducir al mínimo la atención que recibe de los demás, eliminar la amenaza de que la atención prestada desaparecerá cuando se reincorpore, evaluar y tratar el estrés, reducir el exceso de dependencia de los demás, desarrollar fuentes internas de satisfacción, fortalecer la autoestima desvinculándola del éxito o fracaso, en la reaparición hay que suministrar mucho apoyo social y permitir que utilice las técnicas de rehabilitación a nivel preventivo si le son gratificantes.
Intervención específica en deportistas que deban retirarse como consecuencia de la lesión
La intervención se dirigirá a:
  • Permitir la expresión de las emociones adversas durante un tiempo prudencial
  • Eliminar o aliviar estas respuestas emocionales y evitar o tratar trastornos más graves
  • Conseguir que acepte su nueva situación, ayuda a reducir el impacto emocional y a comprender la necesidad de iniciar una nueva vida.
  • Desarrollar nuevos intereses. Se les orientará hacia otra actividades dentro del deporte, o a otras actividades ajenas según el individuo y su lesión.
  • Cuando predominan la indefensión y bajo estado de ánimo, se plantearán objetivos alcanzables que no amenacen su autoestima
  • Mucho apoyo social, sobre todo familiares más cercanos, asesorándolos para que no le den sobreprotección.
  • Evitar que se consoliden los sentimientos de indefensión. Ha de ponerse en actividad lo antes posible, las tareas que afronte y los objetivos que pueda dominar aumentará su percepción de control, y con él la autoestima y motivación.
  • Todo esto sin olvidar que se ha de tratar de rehabilitar la lesión, ya que aunque no le permita competir, mejorará su calidad de vida. Ha de entender que la ausencia de objetivos a corto plazo (para qué voy a pasar por eso, sino no podré volver a jugar / voy a rehabilitarme, porque me permitirá hacer cosas que me harán sentir bien)
Compartir:

Buscar