Intervención para Hablar en Público

Compartir:
INTRODUCCIÓN

El miedo ha hablar en público (MHP), es un miedo frecuente. Aproximadamente un 20 a 30 % de los estudiantes universitarios informan de ello. Por otra parte intervenir o hablar en público es considerado como una de las situaciones sociales más difíciles. Además la inmensa mayoría de los fóbicos sociales lo padecen, aunque solo un 2 % de las personas con MHP experimentan a consecuencia del mismo la suficiente interferencia en su funcionamiento social, laboral o académico como para recibir un diagnostico de fobia social.
Sin embargo un sujeto con dificultades para hablar en publico (DHP) que en el momento presente no sufre contrariedades notables a causa de las mismas y no hace nada al respecto puede encontrarse con el surgimiento o agravamiento de dichas contrariedades en un futuro más o menos próximo al cambiar sus circunstancias.
Que se entiende por DHP?. Este termino puede indicar la existencia de MHP, de un déficit de habilidades para hablar en público o de ambas cosas. El miedo o ansiedad se concibe como una etiqueta sumaria que implica tres componentes o sistemas de respuesta (cognitivo, motor y fisiológico) que interactúan entre si, aunque no tienen porque correlacionar de un modo elevado. La aparición de estos componentes viene inducida por estímulos externos (socio-ambientales) e internos (cognitivos y fisiológicos).
Dentro del sistema cognitivo se incluye la denominación del problema en términos de miedo, ansiedad o inquietud; la anticipación de consecuencias desfavorables (quedarse bloqueado, hacer el ridículo, ponerse rojo, voz temblorosa, etc.), evaluación negativista de la situación, etc. En el sistema motor pueden considerarse tanto las conductas de escape y evitación como las perturbaciones en la actuación (muecas, temblor de voz, tartamudeo, falta de contacto visual, voz monótona). Finalmente, en el sistema fisiológico pueden distinguirse cambios autonómicos (palpitaciones, sudoración, taquicardia, etc.) y somáticos (temblor, tensión muscular elevada, respiración difícil).
En cuanto a las habilidades requeridas para hablar en público, son de tipo cognitivo (estructuración de la charla, adecuación de tiempo, preparar la charla sin tener en cuenta los intereses del auditorio, etc.) y motor (contenido verbal como velocidad, fluidez, entonación; aspectos vocales y otros aspectos no verbales como la mirada, gestos, etc.)

EVALUACIÓN DE LAS DIFICULTADES PARA HABLAR EN PÚBLICO

Medios de evaluación

La entrevista

Es uno de los procedimientos fundamentales a utilizar con los sujetos que solicitan ayuda clínica, aunque su empleo puede no ser necesario cuando se ofrecen programas estándar encaminados a abordar las DHP. En ellas debe obtenerse información sobre los siguientes aspectos: Conductas problemáticas á nivel cognitivo (ej. Expectativas de ridículo), motor (ej. Bloqueos) y autonómico (ej. Palpitaciones), incluyendo su intensidad, frecuencia y/o duración; condiciones que agravan o reducen las DHP (ej. Numero y estatus de auditorio); antecedentes y consecuentes (externos e internos) de las conductas problemáticas; variables organísmicas o características personales que pueden influir sobre dichas conductas (ej. Ansiedad social); interferencia de las DHP en la vida social, académica y/o laboral del sujeto; historia del problema; intentos realizados para superar las DHP y resultados logrados; motivación, expectativas y objetivos del sujeto; y recursos y limitaciones del mismo.

Cuestionarios y autoinformes

Son el segundo procedimiento en utilización y hay de dos tipos:
Primero los que proporcionan información retrospectiva sobre el miedo ha hablar en público y son:
  • El Informe personal de confianza como orador de Paul (es el más empleado)
  • Inventario de rasgos de miedo ha hablar en público de Lamb
  • Inventario de ansiedad E-R de Endler, con una mayor especificidad situacional y de respuesta.
Segundo los que evalúan distintos aspectos del miedo que el sujeto experimenta justo antes, durante y/o después de hablar en público.
  • Cuestionario de percepción autonómica de Mandler. Mide el grado en que se experimentan las reacciones corporales.
  • Inventario de estado de miedo a hablar en público de Lamp.
  • Diferencial de ansiedad de Husek. Evalúa el miedo situacional e manera menos directa y más difícil de falsificar
  • Termómetro de miedo de Walk. Escala de 1 a 10 sobre el miedo
  • Inventario de estado de ansiedad de Spielberg.
  • Técnica de listado de pensamientos de Cacioppo. Enumerar pensamientos antes, durante y después de la charla y valorarlos como positivos, negativos o neutros.
  • Pedir al sujeto que califique en una escala de 0 a 10 ó de 1 a 10 su actuación durante la intervención en público.
Auto-registros

Un tercer método útil tanto para recoger datos como para orientar la marcha del tratamiento. Se pide al sujeto que intente realizar en su medio natural algunas intervenciones en público y que anote, por ejemplo, la siguiente información: fecha, descripción de la situación, tipo de intervención, duración, nivel de ansiedad antes, durante y después, pensamientos temidos, como podría mejorarla, etc.
En un auto-registro, Sería útil que en alguna de estas situaciones estuviera algún conocido del sujeto que pudiera anotar aquella información del párrafo anterior que estuviera accesible a la observación externa, e incluso aspectos mas detallados de la actuación a nivel verbal, vocal y no verbal.
Otra posibilidad es el empleo de observadores entrenados e incluso la grabación en vídeo y en minimagnetófono por parte del propio sujeto, esta ultima es una posibilidad digna a tener en cuenta y fácil de realizar.

Medidas observacionales

De resultar posible, es conveniente que el sujeto dé o intente dar una charla de 5 ó 10 minutos, sobre un tema previamente asignado ante un grupo de personas y que responda a un par de preguntas. Esta puede ser grabada en vídeo.
De las medidas observacionales que pueden obtenerse, unas son objetivas y otras implican la calificación mediante escalas de tipo likert.
Las objetivas requieren el empleo de observadores entrenados, y entre las más empleadas están:
  • Lista de Verificación Conductual para la Ansiedad de Ejecución (Paul) Enumera 20 supuestos síntomas de ansiedad que son registrados a intervalos e 30 segundos.
  • Lista de Conductas Apropiadas al Inicio y al Final de la charla (Fawcett y Miller). La cual incluye la mirada y referencia expresa al público al inicio y el final de la charla, enunciado del tema de ésta, avance del esquema y resumen de la charla.
  • Perturbaciones del habla tipo ah, uhm, eh (Mahl)
  • Porcentaje del tiempo de la charla que el sujeto permanece en silencio.
Las medidas de calificación son:
  • Calificación de aspectos vocales como volumen, entonación, fluidez.
  • Calificación de aspectos no verbales
  • Calificación de aspectos verbales tales como concreción, interés, organización.
  • Calificación global de la actuación
  • Calificación global de la ansiedad manifiesta.
  • Un ultimo instrumento de calificación es la Evaluación Conductual de la Ansiedad al Hablar (Mulac y Sherman) que incluye 17 manifestaciones de ansiedad y una estimación global de la ansiedad.
Las medidas observacionales NO permiten saber si una ejecución deteriorada es debida a ansiedad, a un déficit de habilidades, o a ambas cosas. Una forma de evaluar no lo que el sujeto hace en una situación de hablar en público, sino lo que es capaz de hacer, consistiría en emplear una situación de hablar en público que suscitara poca o ninguna ansiedad. Para ello, la charla debería ser breve, el auditorio mínimo y el tema, e incluso el público, serían elegidos por el sujeto. Además, éste recibiría instrucciones para actuar del modo más calmado y competente posible.

Registros psicofisiológicos

No se emplean en la practica clínica. El ritmo cardiaco, el nivel de conductividad de la piel y la sudoración digital han sido los más empleados. Una medida que puede ser tomada de forma discreta es el electrocardiograma registrado en un pequeño papel y el índice de sudoración digital, mediante una pequeña banda colocada alrededor del dedo índice.

TRATAMIENTO DE LAS DIFICULTADES PARA HABLAR EN PÚBLICO

Eficacia de la intervención conductual

Más de 30 intervenciones básicas para las DHP han sido investigadas, y como conclusiones podemos extraer:
Es importante adaptar la intervención a las necesidades del sujeto.
En personas cuyo MHP se manifieste principalmente a nivel somático, el control de la respiración o la relajación serán probablemente más eficaces que la reestructuración cognitiva, mientras que ocurrirá lo contrario en personas con MHP cognitivo. Asimismo, es de suponer que se requerirán intervenciones distintas según que el problema consista en ansiedad, falta de habilidades o una combinación de ambas.
De todas formas en cualquiera de estos tres casos la practica de hablar en público parece ser un componente importante, si no fundamental.
El modelado simbólico, la falsa atribución, la reestructuración racional sistemática, la aserción encubierta, la detención del pensamiento y el reforzamiento positivo encubierto NO se han mostrado eficaces.
La desensibilización de autocontrol, la relajación progresiva, la relajación suscitada por señal, el entrenamiento en manejo de ansiedad, el alivio de la ansiedad, la meditación u la visualización (ensayo encubierto de dar charlas de modo calmado y competente) han resultado eficaces SOLO en medidas de auto-informe.
La desensibilización sistemática, la terapia de alivio respiratorio y la implosión han sido eficaces en medidas de auto-informe y observacionales.
La terapia racional-emotiva y el entrenamiento auto-instruccional se han mostrado superiores en medidas de auto-informe y generalización aunque de forma NO sistemática.
El entrenamiento auto-instruccional aplicado en situaciones reales y la inoculación de estrés han resultado mejores en medidas de auto-informe y de modo NO consistentes, en medias observacionales.
La desensibilización sistemática individual ha sido superior al no tratamiento en medidas de auto-informe y observacionales, pero NO está claro que lo sea en medidas fisiológicas y de generalización.
La exposición imaginal graduada ha sido mejor en medidas de auto-informe y observacionales, aunque los datos disponibles son inconsistentes.
La versión imaginal de una técnica (ej. Inundación) ha resultado inferior a su versión en vivo.
La relajación aplicada en situaciones reales, la práctica en hablar en público y el entrenamiento en hablar en público se han mostrado superiores en medidas de auto-informe y observación.
En general, las intervenciones que se han mostrado más eficaces han sido aquellas que combinan diversas técnicas con el fin de abordar dos o más de las tres realidades de respuesta (cognitiva, motora, autonómica). Del MHP y mejorar incluso las habilidades de hablar en público. Las técnicas empleadas en distintas combinaciones han sido básicamente el entrenamiento en hablar en público, la relajación, el entrenamiento auto-instruccional, la práctica en vivo, la exposición imaginal y la desensibilización sistemática. Sin embargo, no siempre los tratamientos con más componentes han sido los más eficaces. Es probable que este efecto negativo, que no ha persistido en los seguimientos realizados, haya sido debido a un tiempo insuficiente de intervención.
El último trabajo de Bados y Saldaña, empleando tres tratamientos básicos – reestructuración cognitiva aplicada (RCA), relajación aplicada (RA), y entrenamiento en hablar en público (EHP). Tanto EHP como RA aumentaron la eficacia de la RCA cuando se combinaron individualmente con esta; sin embargo, la adicción conjunta de ambos componentes a RCA dio lugar a peores resultados en comparación de cuando se añadió uno de ellos.

Descripción de un procedimiento de intervención

Para esta intervención en grupo se combino la reestructuración cognitiva aplicada en situaciones de hablar en público gradualmente más difíciles y el entrenamiento de hablar en público.
En total hubo diez sesiones, una por semana, de cerca de dos horas de duración, el resumen se sitúa en la tabla siguiente.
SESIÓN TRABAJO REALIZADO EN LA SESIÓN TRABAJO ENTRE SESIONES
1 - Conceptualización de las DHP
- Determinación de objetivos
- Justificación y descripción de la intervención
- Imaginar situaciones de hablar en público e identificar pensamientos asociados
2 - Revisión de las actividades entre sesiones (este punto se realiza en todas las sesiones)
- Reestructuración cognitiva de los pensamientos negativos identificados
- Identificar pensamientos asociados con situaciones de hablar en público
- Reestructurar por escrito tres de los pensamientos
3 - Reestructuración cognitiva de los pensamientos negativos identificados - Reestructurar por escrito pensamientos negativos identificados hasta el momento
4 - Identificación de cuatro fases en una situación de hablar en público (preparación, afrontamiento de los momentos críticos, reflexión)
- Se proporcionan ejemplos de pensamientos positivos para cada fase
- Los sujetos elaboran su propia lista de pensamientos positivos
- Completar la lista de pensamientos positivos e intentar asimilarlos
5 - Aplicación de la reestructuración en situaciones de hablar delante del grupo - Aplicar la reestructuración en situaciones tanto de hablar en público como de la vida diaria
6 - Aplicación de la reestructuración
- Entrenamiento en mirada y gestos
- Aplicar la reestructuración
- Practicar en situaciones de hablar en público los aspectos conductuales entrenados
7 - Aplicación de la reestructuración
- Entrenamiento en: a) volumen y/o entonación y b) fluidez y/o velocidad
- Aplicar la reestructuración
- Practicar los aspectos conductuales entrenados
8 - Aplicación de la reestructuración
- Entrenamiento en organización y contenido de charla
- Aplicar la reestructuración
- Practicar los aspectos conductuales entrenados
9 - Aplicación de la reestructuración
- Entrenamiento en cuasi-improvisación e improvisación de breves intervenciones en público
- Aplicar la reestructuración
- Practicar los aspectos conductuales entrenados
10 - Aplicación de la reestructuración
- Charla de repaso de todos los aspectos entrenados y respuesta a dos preguntas del auditorio.
- Explotación de posibles dificultades futuras tras la intervención y modo de afrontarlas
- Aplicar la reestructuración
- Practicar los aspectos conductuales entrenados

En la primera sesión sé conceptualizarón las deficiencias en hablar en público, se describió la intervención a seguir, se indujeron expectativas realistas de mejora y se puso tarea para casa.
La segunda sesión como en todas las restantes comienza con una revisión entre de las actividades entre sesiones, luego sé conceptualízan los pensamientos identificados como hipótesis en vez de hechos y se pasa a discutir la validez y utilidad de al menos uno de esos pensamientos negativos con la ayuda de preguntas por parte de los entrenadores y de los otros sujetos (método socrático). Las preguntas pueden clasificarse en tres categorías:
Evaluar la validez de los pensamientos (ej. ¿Que evidencia existe a favor o en contra de ese pensamiento?).
Evaluar la utilidad de los pensamientos (ej. ¿Te ayuda este pensamiento a conseguir tus objetivos?, ¿Es de provecho o te estorba?, ¿Te sientes mejor?, si las cosas son así ¿puedes hacer algo para cambiarlas?.
Identificar pensamientos adicionales ¿Es tan malo como parece?, ¿por qué te altera tanto?.
Terminada la discusión de un pensamiento, el sujeto hacía en voz alta una síntesis de la reestructuración del mismo y recibía retroalimentación y reforzamiento. Como tarea entre sesiones los sujetos tuvieron que seguir identificando pensamientos y se les pidió que reestructuraran por escrito tres de sus pensamientos.
La tercera sesión es idéntica a la segunda, cambiando como tarea entre sesiones, la reestructuración por escrito de los pensamientos desadaptatívos identificados hasta el momento.
En la cuarta sesión se distinguieron cuatro fases en una situación de hablar en público, y se entregó una lista con pensamientos positivos para cada fase, posteriormente los sujetos elaboraron su propia lista con pensamientos positivos. La tarea entre sesiones consistió en completar la propia lista de pensamientos positivos e intentar asimilarlos.
En las seis sesiones restantes, los sujetos aplicaron la reestructuración en distintas situaciones de hablar en público graduadas en dificultan tanto dentro del propio grupo de entrenamiento como fuera de él. La aplicación de la reestructuración fue modelada por los entrenadores en la quinta sesión e incluyo los siguientes pasos por parte de cada sujeto delante del grupo:
  1. Verbalización afectiva de uno o más pensamientos positivos, la cual se hizo en voz alta en las sesiones en quinta y sexta y encubiertamente en las restantes.
  2. Informe del nivel de inquietud y reestructuración de posibles pensamientos negativos identificados.
  3. Realización de la práctica correspondiente de hablar en público.
  4. Informe de el nivel de inquietud pasada y de si la ansiedad había disminuido como consecuencia de aplicar la reestructuración.
Tras este paso el sujeto recibe retroalimentación y reforzamiento primero del resto del grupo y luego de los entrenadores, salvo en la quinta sesión en la cual son los entrenadores los que dan el reforzamiento y la retroalimentación a modo de modelado.
Después el sujeto vuelve a repetir la charla para mejorar o perfeccionar la aplicación de la reestructuración. Al final de la quinta sesión se dijo a los sujetos que podían comenzar a aplicar la reestructuración en diversas situaciones de la vida cotidiana, empezando por aquellas que fueran sólo leve o moderadamente perturbadoras con el fin de facilitar la generalización.
Por otro lado en cada una de las cinco sesiones tuvieron que hacer una o dos preguntas o comentarios de mayor o menor amplitud en clase. Tras cada intervención, debían completar un auto-registro en el que constaban los siguientes apartados: fecha, descripción de la situación, nivel inicial de ansiedad, pensamientos negativos y grado de creencia en ellos, reestructuración y grado de creencia en los nuevos pensamientos, mejoras a realizar en la reestructuración y nivel posterior de ansiedad tras la reestructuración.
En cuanto al entrenamiento en hablar en público comienza a aplicarse a partir de la sexta sesión. Tras haber leído en casa unas instrucciones relativas a la mirada y gestos. Terminada la discusión uno de los entrenadores pasaba a demostrar un comportamiento tanto competente como incompetente respecto al aspecto mirada y gestos.
A continuación cada sujeto daba una charla ante el grupo tratando de emplear los aspectos competentes y posteriormente recibía retroalimentación y reforzamiento. Tras este el sujeto volvía a repetir la charla con la finalidad de mejorar los aspectos conductuales.
Los aspectos entrenados en la séptima sesión fueron volumen, entonación, fluidez y la velocidad.
La octava sesión se dedico a la organización y contenido de la charla.
La novena sesión la cuasi-improvisación y la improvisación de breves intervenciones en público. En la última sesión se repasaron los aspectos entrenados, practicaron en responder a un par de preguntas del público y aprendieron a manejar aquellas situaciones en que una parte mínima del auditorio presta poca atención. Y a explorar las reacciones de los sujetos ante posibles contratiempos.
La intervención aquí descrita podría completarse con un entrenamiento en relajación en los casos en que se considerara oportuno, aunque se requeriría un mayor tiempo de tratamiento.

RESULTADOS Y CONCLUSIONES

Lo normal en el tratamiento del MHP es que se mantengan los resultados, aunque puede que no sea así si, una vez terminado el entrenamiento, la practica de hablar en público es nula o insuficiente.
Otra forma de intensificar mayores reducciones en las medidas de miedo y activación somática sería potenciar él numero de intervenciones fuera del grupo y diversificar estas, de modo que el sujeto practicara en situaciones naturales que fueran variando en aspectos como el tamaño y composición del auditorio y el tipo de actividad a realizar.
Otra pregunta, es si es necesaria la reestructuración cognitiva o se conseguirían los mismos efectos con un procedimiento cognitivo más simple como el entrenamiento autoinstruccional, el cual no incluye el método socrático. Desde luego, el empleo de autoinstrucciones puede ser suficiente, aunque la evidencia es contradictoria.
El entrenamiento en relajación si bien favorece el descenso en ansiedad, es mas útil en los casos en que el MHP tiene componentes somáticos.
Finalmente nos preguntamos si el entrenamiento en hablar en público aporta algo más a la simple practica de hablar en público o bien bastaría con esta ultima?. Los resultados indican que con dicho entrenamiento es posible conseguir un mayor cambio en medidas observacionales de ansiedad y actuación de hablar en público, en comparación a la mera exposición de hablar en público combinada o no con reestructuración cognitiva.
Compartir:

Buscar