Modelos basados en la representación de conjuntos

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Una de las técnicas lógicas para la inferencia silogística es el método de los círculos de Euler. Este método se basa en la utilización de círculos para la representación en un plano euclideano de las relaciones entre los conjuntos comprendidos en las premisas del argumento.

Para saber si una conclusión es válida hace falta considerar todas las formas posibles en que se combinan los diagramas de las dos premisas del argumento. Un argumento es válido cuando la conclusión es verdadera en todos los diagramas que representan todas las posibles combinaciones de las dos premisas.

Erickson propuso una teoría del razonamiento basada en los círculos de Euler.
En la primera etapa de interpretación de las premisas también influirá el contenido del argumento. Para evaluar o producir una conclusión se han de combinar las representaciones de las premisas en una sola representación del silogismo.
En la segunda etapa se asume que el sujeto no hace un análisis exhaustivo de todas las combinaciones posibles de las interpretaciones de las premisas, sino que selecciona una combinación también de acuerdo con parámetros probabilísticos. Finalmente, para dar la respuesta selecciona una etiqueta verbal que se corresponda con la descripción de la combinación obtenida en la etapa de combinación.
También se asume que los sujetos son proclives el efecto atmósfera. El problema principal de esta perspectiva radica en el número tan extenso de formas distintas en las que se pueden combinar los diagramas.

El modelo de cadena transitiva de Guyote y Sternberg (1981) también asume una representación simbólica semejante a la representación de los círculos de Euler, pero libre de errores al ser una representación exhaustiva.

Los modelos basados en los círculos de Euler predicen que la dificultad de los silogismos dependerá del número de diagramas necesarios para la interpretación y combinación de las premisas. Sin embargo, los datos experimentales ponen de manifiesto que algunos de los silogismos que los sujetos resuelven sin dificultad precisan un número mayor de diagramas que otros silogismos que son más difíciles para el sujeto a pesar de que requieran un número menor de diagramas.

Los diagramas de Venn de Newell (1981). Son otra técnica lógica para representar las relaciones entre conjuntos. En este método se representa el silogismo en un solo diagrama. Estos círculos se encuentran sobrepuestos de forma que representen las relaciones entre los conjuntos del silogismo.

Los modelos mentales de conjuntos. De acuerdo con la teoría de los modelos mentales, el razonamiento deductivo comprende tres etapas:
  1. Una primera etapa de comprensión en la que el sujeto utiliza su conocimiento sobre el lenguaje y su conocimiento en general para comprender las premisas.
  2. Una segunda etapa en la que el sujeto genera una descripción lo más sencilla posible de los modelos construidos a partir de las premisas. Esta descripción debe enunciar algo que no se encuentre explícito en las premisas y es la conclusión tentativa del argumento.
  3. Una tercera etapa en la que el sujeto busca modelos mentales alternativos de las premisas que puedan falsar la conclusión tentativa. Si no los encuentra, entonces la conclusión es válida. Si los encuentra, entonces regresa a la segunda etapa para seguir probando conclusiones tentativas mediante la búsqueda de contraejemplos en la tercera etapa.
Las dos primeras etapas comprenden procesos de comprensión y descripción y es la tercera etapa con el proceso de búsqueda de contraejemplos donde se ubica el “aspecto” deductivo del razonamiento.
El modelo mental está constituido por símbolos que representan miembros representativos del conjunto.
Los errores de razonamiento se explican por el número de modelos mentales y por el tipo de figura. Los resultados experimentales han puesto de manifiesto que cuanto mayor sea el número modelos mentales necesarios para encontrar una conclusión válida tanto más difícil será el problema y mayor la probabilidad de error al ejecutarse las operaciones en la memoria a corto plazo, que tiene una capacidad limitada.
El contenido o las creencias también puede ser una fuente de error que puede influir en la interpretación, en la combinación de modelos y en el proceso de aceptación o rechazo de la conclusión tentativa. Cuando el contenido influye en la combinación de modelos mentales puede acortar el proceso de búsqueda de modelos alternativos si la conclusión tentativa es compatible con el sistema de creencias, aunque sea inválida. También podría ocurrir que el sujeto buscara afanosamente más modelos mentales alternativos cuando la conclusión fuera contraria a su sistema de creencias.

Santamaría, García Madruga y Carretero (1996). Los autores defienden que la categorización del contenido en creíble, increíble o neutro es inapropiada y proponen una nueva categorización basada en las relaciones entre los conceptos del problema. En concreto, las interpretaciones que se pueden dar en la universal afirmativa son la identidad y la inclusión directa, en la universal negativa la disyunción, y en la particular afirmativa y la particular negativa la intersección y la inclusión inversa. De esta forma, se entiende que la credibilidad de una conclusión dependerá de la equivalencia funcional entre estas interpretaciones y la estructura del problema.

La crítica fundamental se centra en que esta teoría se autodefine como semántica, pero no explica cómo se vincula el conocimiento almacenado con la construcción de los modelos mentales en la memoria operativa. La teoría no determina cómo se construyen los modelos mentales, ni el orden en la construcción de la secuencia de las posibles interpretaciones, ni se compromete con el tipo de representación de los modelos mentales, ni con el orden de la combinación de los modelos mentales.
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